Varios ministros acusan a Laya de deslealtad por filtrar «información sensible» del Gobierno
Quienes compartieron bancada con la titular de Exteriores niegan que Sánchez cesara a Laya tras exigirlo Marruecos: «Es no conocerlo…»
Idoia Mendia, Carmen Calvo, Arancha González Laya, Isabel Celaá y Fernando Grande -Marlaska. | Flickr PSOE
No han sentado bien en el Gobierno las informaciones sobre el cese de la exministra de Exteriores, Arancha González Laya, una semana después de que se lo exigiera Marruecos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Varios ministros desmintieron la información de El Confidencial en relación a la exigencia del régimen de Mohamed VI: «Eso es no conocer al presidente… Quien lo dice, no le conoce», aseguran miembros del actual gabinete de ministros, para quienes el jefe del Ejecutivo no aceptaría jamás «cesar a un ministro porque se lo dice otro país», dado que eso supondría una injerencia en la soberanía española.
Ministros del Gobierno aseguran a THE OBJECTIVE que «es falso», porque «ya estaba prevista la remodelación del Gobierno mucho antes» de la semana en que, presuntamente, Marruecos exigió el cese de González Laya por acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. De hecho, incluso bromean sobre el particular, en el sentido de que esto sentaría un precedente con el país vecino que, a renglón seguido, «pediría el cese del ministro del Interior». Una cuestión relevante habida cuenta de que precisamente Moncloa argumentó que el cese de Laya impedía el cese de Fernando Grande-Marlaska para no mostrar debilidad ante Marruecos tras la destitución de la responsable de la cartera de Exteriores.
Laya «no se está portando bien»
Sin embargo, la información de la exigencia marroquí ha servido para que varios ministros denuncien las «filtraciones interesadas» que atribuyen a la propia Laya. En conversación con THE OBJECTIVE, miembros del Consejo de Ministros denuncian que «no se está portando bien» aireando «información sensible», sobre el Gobierno en general y miembros del Consejo de Ministros en particular, en relación a su cese como ministra.
Según estas fuentes ministeriales, «al igual que no le pidieron explicaciones al presidente al nombrarle, no deberían pedirle explicaciones al cesarle» cuando se trata de una competencia exclusiva de Sánchez. «Algunos no lo entienden», denuncian, «y actúan con deslealtad» dando versiones alternativas de la realidad cuando «en realidad tendría que decir : ‘Me han cesado por esto, por esto y por esto’», sin explicar los motivos.
Otras fuentes gubernamentales señalan también el enorme malestar de González Laya al conocer su caída como ministra en la remodelación de julio de 2021, que Sánchez le comunicó en una llamada telefónica con la expresión «no cuento contigo». Algo que generó el enfado de la hasta entonces responsable de Exteriores, quien tuvo que lidiar con el intento de encauzar las relaciones diplomáticas con Rabat después de la crisis migratoria en Ceuta de mayo de 2021, poco después de conocerse que el líder del Polisario estaba acogido en el hospital San Pedro de Logroño, tras ser trasladado en un avión medicalizado desde Argel.
Conflicto entre Interior y Exteriores
Según fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, fuentes de Interior criticaron en ese momento la «decisión diplomática». El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska alertó de que la acogida de Ghali «traerá consecuencias» con Marruecos. Poco menos de un mes tardó en registrarse una oleada masiva de inmigrantes en Ceuta, con decenas de menores arrojados al mar para cruzar la costa española. Un incidente que se tardó en reconducir un año, hasta abril del 2022, cuando se celebró la reunión de Pedro Sánchez y Mohamed VI el pasado año, en plena celebración simbólica del Ramadán y apenas un mes después de conocerse el giro histórico de Sánchez con el Sáhara, alineándose con las posiciones de Marruecos.
En pleno punto álgido de la crisis migratoria con Marruecos, en mayo de 2021, el Gobierno detectó que el dispositivo móvil de la jefa de la diplomacia española fue espiado, así como el del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la ministra de Defensa, Margarita Robles. El centro Criptológico Nacional confirmó la intrusión, pero no se detectó a los autores del espionaje ni el tipo de software empleado. La sospecha de que Marruecos estuvo detrás del espionaje y que puso obtener datos comprometedores del presidente y otros ministros trascendió un año después, tras conocerse el escándalo de Pegasus y el espionaje a líderes independentistas. Esto último quebró la relación de confianza entre el Gobierno y ERC, ya que uno de los espiados fue precisamente el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés.
Sánchez esquiva la cuestión en el Congreso
En su comparecencia de este miércoles en el Congreso, Sánchez evitó responder a ninguna de estas informaciones y esquivó la cuestión directa del cese de Laya a petición de Marruecos, que le exigieron desde PP, Ciudadanos, Bildu y Vox. Incluso uno de sus socios de Gobierno, el portavoz de Bildu, Jon Iñárritu, le reprochó que «no se puede escaquear, tiene que dar una aclaración» de la que es «la noticia del día». Una denuncia a la que se sumaron las portavoces de PP y Ciudadanos, Cuca Gamarra e Inés Arrimadas: «¿Se va a ir de aquí dejando esa duda razonable de que esto fuera así? ¿Se piensa ir sin decir si esto es verdad?».
El presidente Sánchez no contestó a ninguna pregunta sobre la cuestión y se limitó a defender que «Marruecos es un país amigo», con quien se han «restablecido» las relaciones y presumiendo de la «nueva etapa» que se inició en abril de 2022 con la primera visita oficial al régimen alauí y la segunda, celebrada en febrero de este año, la Reunión de Alto Nivel (RAN), sobre la que versaba su comparecencia parlamentaria. Sobre el espionaje, Sánchez se limitó a decir que «hay un procedimiento judicial abierto»; y sobre la posición del Sáhara, se escudó en que España se alinea con otros once países de la Unión Europea que mantienen la «misma posición de España», entre los que se encuentran Francia, Alemania, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. «No estamos solos», zanjó el jefe del Ejecutivo.
