Así dialogan un alcalde de 90 años y otro de 23: la ilusión por seguir
Arturo Calvo y Juan del Canto representan dos generaciones diferentes que han aprendido dos tipos de políticas casi opuestas
¿Puede una persona de 90 años dirigir su pueblo? ¿Y un joven de 23? Arturo y Juan se preguntan y responden mutuamente con la vista puesta ya en las elecciones municipales del 28 de mayo.
El alcalde de Villaseco de los Reyes (Salamanca) es desde hace 44 años Arturo Calvo (PP), uno de los contados regidores que se mantienen en la brecha desde 1979 y que defiende con soltura y vigor que en su pueblo no falta de nada: «Residencia, frontón y pádel cubiertos, piscinas, velatorio… sólo falta una máquina de hacer dinero y llevar los billetes por las casas».
Él tiene la particularidad de que suma ya 90 años de vida, lo que le convierte en el de mayor edad de todo el país y contrasta con lo que ha experimentado estos últimos cuatro años de legislatura uno de los alcaldes más jóvenes, Juan del Canto, que a sus 23 años repite como candidato del PP en Villalazán (Zamora) tras acceder al cargo con 19.
Ambos han aceptado la invitación de EFE y, tras recorrer el más joven los 83 kilómetros que separan sus pueblos, se han reunido para cruzar argumentos desde dos puntos vitales radicalmente diferentes, pero unidos por la llamada del servicio a sus vecinos. En la conversación, claramente lleva la voz cantante la experiencia y pujanza de Arturo Calvo.
Consejos al novato
«Mucha sensatez, mucha calma, no alterarte, mucha seriedad y ser sociable con todo el mundo… si tienes uno que está buscando guerra y problemas… no te puedes poner a la altura de él. Hay que dialogar», relata Arturo antes de avisar a Juan de que siempre vienen «momentos difíciles», sobre todo si hay oposición.
Está por ver qué ocurrirá el 28M, pero recuerda que lo tuvo más difícil en sus inicios, allá por 1979: «Me pasaba lo que a ti, estaba tierno... vino un tío muy preparado y tuvimos enfrentamientos fuertes», rememora con respeto sobre su primer contrincante ante un joven alcalde que tiene serias dudas de que él se mantenga en el mismo puesto hasta los 90 años.
«No lo sé… la verdad es que con 90 años seguir…», esboza el novato antes de que su compañero le tome de nuevo la palabra para remarcar que él entró en la Alcaldía «con una ilusión terrible»: «Aquí en el pueblo no había nada, nada, nada…», lamenta.
La otra guerra del agua… en Villaseco
Un pueblo que se llama Villaseco parece predestinado a sufrir problemas de agua -pese a encontrarse al lado de uno de los mayores embalses de España, el de Almendra- y esa era la principal preocupación de sus vecinos en 1979. Para fregar, al río; a lavar la ropa, al río; para orinar de noche, el orinal…
«Era una desgracia y no se hacía nada; otros pueblos tenían agua», recuerda Arturo bajo la atenta mirada de Juan, con los ojos abiertos ante los quebraderos de cabeza que relata su homólogo.
Cansado de hacer sondeos y captaciones, cogió el coche y se plantó en Valladolid para hablar con el entonces consejero de Medio Ambiente Francisco Jambrina: «Es una vergüenza lo que está pasando en Villaseco» con el agua, le espetó. Al poco tiempo, no sólo su pueblo consiguió el suministro sino que otros de alrededor se vieron beneficiados por esta iniciativa. «No se movía nadie», rememora entre quejoso y orgulloso.
Despoblación y política nacional
En el caso de Villalazán no hay ahora problemas de agua sino de falta de gente que la beba. «Las personas mayores son las que menos problemas nos dan. En mi pueblo, como en la mayoría, el problema es la despoblación acusante que tenemos. Hay que buscar una solución a nivel nacional seria y tajante que pueda ayudarnos a controlar este desangre de gente», enlaza Juan del Canto, con el asentimiento de su interlocutor.
Y esa mirada a la política nacional les lleva a coincidir en su visión sobre la misma. Para el veterano «es una pena» cómo está el ambiente.
«No tenemos los políticos ahí para que se líen a discutir y tirarse los trastos, los tenemos para que gobiernen y nos solucionen los problemas, para eso cobran…», deja caer Arturo, crítico con la última polémica entre la presidenta Isabel Díaz Ayuso y el ministro Félix Bolaños, sobre si éste último podía o no subir a un estrado de autoridades el 2 de mayo.
Para el joven Juan del Canto la situación se resume con una frase: «Mucho ruido y pocas nueces. El que se quiere poner en la foto y el que no… y los demás que no nos vamos a poner en la foto de ninguna manera… aquí, sin atender».
Es en este punto donde el veinteañero liga un par de frases seguidas para remarcar que las responsabilidades de todos los alcaldes son las mismas, independientemente de que sea Villalazán o Barcelona… en unos casos cobrando y en otros (como el de estos dos ediles) sin cobrar.
«Y cada vez más leyes absurdas que no somos capaces de encajar en nuestros municipios y cada vez más problemas (…) al final hay muchos pueblos en los que no se encuentra gente que se quiera poner para alcalde», remata Juan.