Sánchez anima a su Ejecutiva: «Sé que sólo hay una oportunidad y la voy a jugar»
Fuentes presenciales desvelan las palabras del presidente, a quien alaban su «valentía»: «En diciembre será peor que ahora»
No hubo maitines. A las 3:30 de la madrugada del lunes, Pedro Sánchez dio la orden de desconvocar la reunión de organización interna entre el Gobierno y el partido que se celebra los lunes a primera hora de la mañana. Era la señal de máxima discreción, la forma de poner en guardia al partido y evitar filtraciones. Porque la decisión la conocían sólo los miembros del más estrecho círculo de confianza del presidente. De madrugada, Sánchez había despachado ya con los dos ‘consejeros externos’ a Moncloa y Ferraz de mayor peso en el gabinete: Miguel Barroso y Miguel Contreras; y, a partir de ahí, a otro par de sus más discretos colaboradores, entre quien se encontraba la ministra y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, quien acudió a Moncloa de madrugada. No fue hasta las 9:30 del lunes, hora y media antes de su anuncio, cuando descolgó el teléfono para informar a otras tres personas de su confianza: el director adjunto del gabinete, Antonio Hernando; el primer secretario del PSC, Salvador Illa; y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán.
La consigna del ‘máximo secreto’ se cumplió a rajatabla hasta el final, las mismas 11.15 horas en que Sánchez anunció la dramática decisión de disolver las Cortes y anticipar las elecciones generales al 23 de julio. El presidente dejaba «en shock» al partido, enmudecido tras una noche de críticas y reproches, y se dirigía a Ferraz para la reunión de la Ejecutiva Federal a las 12.00 horas. Según avanzan fuentes presenciales a THE OBJECTIVE, allí Sánchez admitió ante su cúpula la realidad de su decisión: «Sé que sólo hay una oportunidad y la voy a jugar».
«Sólo hay una oportunidad y la voy a jugar»
Miembros de la dirección federal consultados por este periódico revelan que el presidente acusó abatimiento por la hecatombe electoral y la gravedad de la decisión de liquidar la legislatura: «Estaba afectado pero decidido a ir a por todas, de jugar la última carta hasta el final». El secretario general del PSOE no puso paños calientes sobre la debacle electoral y deslizó su impresión implícita de que la tendencia en favor del PP irá aumentando a medida que avance el tiempo. «Esto en diciembre será peor», sentenció Pedro Sánchez en la sala Ramón Rubial de Ferraz. Un diagnóstico compartido por la cúpula del PSOE, donde sostienen que, de no haber anticipado las elecciones, «nos habríamos ido desangrado estos seis meses poco a poco, prolongando la agonía hasta final de año».
Era «ganar o morir», según fuentes del partido, porque «no había alternativa». Morir era diciembre; ganar, o al menos, contener el golpe, julio. Una decisión arriesgada, admiten en Ferraz, pero aplaudida por los miembros de la Ejecutiva federal por su «valentía, honestidad» y «capacidad para cambiar el marco» y arrebatar al PP la venta de su victoria. Los miembros de la dirección federal se lamieron las heridas y se contagiaron del espíritu de combatiente de su jefe de filas: «Hay que reconocerle que tiene cojones y que es una decisión muy inteligente». Los más incrédulos de la dirección, quienes expresaban sus dudas y recelos por el diseño de la estrategia monclovita, se acabaron también rindiendo a la «lucidez» de su jefe de filas que «no tira la toalla y va a ir con todo lo que tenga a las generales» del 23 de julio.
Más allá de Ferraz… el ruido
En la cúpula del PSOE celebran las fuerzas de flaqueza presidenciales que son «para quitarse el sombrero» y estimulan a sus fieles de puertas para adentro en Ferraz: «Vamos con todo y a por todas. Vamos todos a una con él». Es la decisión que tocaba, no hay discusión». Pero no todo es Ferraz en el partido socialista. Y más allá de la frontera del cuartel general socialista, el campo de batalla acusa aún el golpe de la derrota en las siete comunidades autónomas en las que el PSOE dejará de gobernar. Allí se detecta una relativa convulsión interna porque «el partido está de duelo por la debacle en todo el país» y muchos dirigentes autonómicos «se van a negar a hacer campaña con él», tras responsabilizarle de su resultado por nacionalizar la campaña electoral.
Un duelo que sirve de anestésico a Pedro Sánchez para contener la contestación interna y el ruido en el partido. Ante lo ajustado de los plazos, el presidente deja al PSOE «sin capacidad de reacción» en el proceso de elaboración de listas electorales y se garantiza el control frente al silencio de los territorios, donde están inmersos aún en el análisis de los resultados y el escenario de pactos post electorales. La Ejecutiva de este lunes aprobó la potestad extraordinaria, prevista en los estatutos del PSOE, de exonerar al Comité federal de listas de su potestad orgánica. En su lugar, será la Comisión Ejecutiva Federal quien aprobará esas listas por motivos de urgencia -es decir, Pedro Sánchez-, y serán ratificadas el próximo 6 de junio.
Sin voz ni voto del Comité Federal
El Comité Federal del PSOE, previsto para el sábado 10 de junio, tendrá una mera función formal o simbólica dado que las candidaturas tendrán que ser presentadas formalmente el lunes 12 de junio y publicadas en el BOE a partir del 14 de este mes. El procedimiento habitual previsto fija la celebración de otro Comité Federal para aprobar el calendario de elaboración de listas, pero «los estatutos prevén que el secretario general puede delegarlo en la Ejecutiva», explica la dirección del PSOE.
Según admiten fuentes de Ferraz, la cuestión orgánica ha sido fundamental en la decisión del presidente: «Así no da tiempo a que discutamos tanto…», bromea una dirigente de la Ejecutiva. «Hombre, no vamos a dejar que se abra el melón sucesorio», revela otro en relación a otra de las claves de la decisión. El creciente cuestionamiento de Pedro Sánchez y su idoneidad o no de ser nuevamente candidato obligó a Moncloa a actuar rápido y «de madrugada» para echar las cuentas y fijar la fecha. Según los críticos del PSOE, «es una tomadura de pelo, la clave es el control del partido. Es todo muy democrático», ironizan.
Posibilidad de remontada
La decisión, por tanto, tiene más de resistencia interna que de posibilidad de éxito electoral. Pero, como evidencian las frases del presidente a su Ejecutiva, sólo tiene una bala más. Respecto a las posibilidades reales de remontar, la lectura generalizada en Ferraz es que «no es un palo excesivo para remontar en las generales porque podemos recuperar a la gente que nos ha ido dejando y aglutinar el voto de Podemos». La operación es ignorar ya a sus socios, a quien responsabilizan de «no haber hecho su trabajo» este 28-M y centrarse en que los votantes morados vuelvan a la casa madre de la izquierda.
«El socio no nos ha resistido. Esa es la realidad», sostienen en Ferraz sobre una derrota que conlleva «una pérdida enorme de poder institucional», pero «no tanto» derrumbe cuantitativo. «Se nos ha quedado medio millón en casa y hemos bajado 400.000 votos. 3 puntos», respecto a hace cuatro años. Un resultado malo pero que aspiran a mejorar, entre otras cosas, porque la barrera de entrada en el Congreso es del 3%, umbral que sí habría permitido la entrada de los morados en el Parlamento valenciano y en la Asamblea de Madrid. Y un desideratum más: que el miedo a Vox si juegue un papel relevante en una campaña electoral en la que PP y Vox estarán negociando los pactos post electorales en comunidades y ayuntamientos.
«Vox se va a venir arriba, en plena campaña, y hará exigencias que no se lo pondrán fácil al PP. Son las elecciones más importantes en dos décadas porque estas elecciones dirimirán si quiere un Gobierno en el que Abascal sea vicepresidente». Un nuevo intento de agitar el avispero de la llamada ‘alerta antifascista’ que nunca ha funcionado. En 2019, fue el leit motiv de la repetición electoral de noviembre de 2019 en la que PSOE y Podemos se dejaron 750.000 y 700.000 votos respectivamente.