Puigdemont pide frenar el pacto con el PSC en la Diputación tras la investidura de Collboni
Waterloo doblega a los ‘pragmáticos’ de Junts tras la derrota de Xavier Trias en el Ayuntamiento de Barcelona
Carles Puigdemont. | Europa Press
Junts per Catalunya atraviesa su enésima crisis interna. El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha logrado imponerse a los sectores más pragmáticos del partido y ha pedido frenar todos los pactos con el PSC después de que los socialistas lograran arrebatar la alcaldía a Xavier Trias en el Ayuntamiento de Barcelona. Entre ellos, el acuerdo que revalidaría su continuidad al frente de la Diputación de Barcelona en un gobierno presidido por la socialista Núria Marín.
Después de las elecciones municipales del 28 de mayo, la dirección de Junts dio un giro en su estrategia y se abrió a pactar con el PSC en varios municipios. Si bien es cierto que en muchos casos fueron los cuadros municipales quienes aceleraron los pactos con los de Salvador Illa para no perder peso territorial frente a ERC, una parte de la dirección -entre ellos, el secretario general de Jordi Turull– veía con buenos ojos estas alianzas.
La ‘operación Collboni’ cambia los planes
No obstante, la operación Jaume Collboni en el consistorio barcelonés -donde PP y Comunes cedieron sus votos al candidato socialista- ha obligado a Junts a redirigir el rumbo. Fuentes del partido consultadas por THE OBJECTIVE no quieren que eventuales nuevos pactos con el PSC les pasen factura de cara a las elecciones generales, ni en su particular pugna con ERC. Y queda por ver qué pasará en la Diputación de Barcelona.
En plena campaña del independentismo más radical para promover la abstención el 23-J como castigo a los partidos independentistas, Junts busca recuperar parte del voto que en las generales de 2019 perdió en favor de la candidatura de Gabriel Rufián. En la actual coyuntura, el sector de Carles Puigdemont se ve fuerte para ser el partido más votado en el espacio nacionalista de cara el próximo 23-J, como ya sucedió en las municipales, donde Junts se impusó a ERC.
La lección aprendida es no incurrir en el error de ERC de pactar con el Gobierno de Pedro Sánchez sin que se haya avanzado en la agenda independentista. Como informó este periódico, los republicanos temen una debacle en las generales y Oriol Junqueras no se atrevió a hacer pronósticos sobre los resultados para evitar rendir cuentas como presidente del partido. En consecuencia, Puigdemont cree que hay que mantener el pulso con Madrid. Incluso si el precio es que se configure un gobierno de PP y Vox.
Puigdemont hace las listas del 23-J
Esta estrategia de «confrontación con el Estado» ya se evidenció cuando Jaume Giró, exconsejero de Economía, tuvo que retirar su candidatura para el 23-J al no recibir el apoyo de Puigdemont. El ahora eurodiputado se decantó por Míriam Nogueras y sus posiciones maximalistas de no alcanzar ninguna entente con el PSOE.
Esta ascendencia de Puigdemont desde Waterloo también se ha visualizado en la elección de candidatos para las generales, más allá de Míriam Nogueras. Algunos de los puigdemontistas que nutren las listas son la experiodista deportiva Pilar Calvo; el exdirector de Rac1 y exdiputado autonómico Eduard Pujol; el diputado Josep Pagès; el exasesor de Junts en la Eurocámara Aleix Sarri o el candidato en el Senado Antoni Castellà.
En el partido son pocos los que se atreven a cuestionar la línea de Puigdemont abiertamente. Solo dirigentes como Xavier Trias, con la autoridad que le otorga haber ganado las elecciones en Barcelona, han instado a alcanzar un acuerdo con el PSC en la Diputación. Precisamente Trias hizo una campaña para las municipales alejadas de las siglas del partido y sin sucumbir al mando de Puigdemont. En un primer momento, pareció que su estrategia moderada que recordaba a la vieja Convergència era la más eficaz para recuperar el terreno perdido frente a ERC, pero Puigdemont ha impedido que esta posibilidad se consolide.
