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La 'herencia universal' para los jóvenes divide a Sumar y pone a los errejonistas en la diana

La falta de progresividad por rentas hace dudar a sindicatos y partidos que apoyan a Díaz de la medida estrella de Sumar

La ‘herencia universal’ para los jóvenes divide a Sumar y pone a los errejonistas en la diana

Yolanda Díaz e Íñigo Errejón hablan en el Congreso | Europa Press

La propuesta de Sumar de entregar 20.000 euros a todos los jóvenes que cumplan 23 años, bajo la fórmula de la llamada «herencia universal», no convence a todos en la nueva coalición que lidera Yolanda Díaz. Fuentes consultadas de este sector aseguran que la iniciativa ha sido liderada por el grupo de afines a Íñigo Errejón, que ocupan algunos cargos del gabinete de campaña de la ministra de Trabajo. Pero ese planteamiento no alcanza la unanimidad de todas las sensibilidades de la confluencia. Y entre ellas, la del sindicato, que está volcado en impulsar a Díaz para intentar revalidar el gobierno de Pedro Sánchez.

«Es una ocurrencia electoralista, puro humo», comentan dirigentes del sector sindical que está aupando a Díaz. El hecho de que la propuesta de entregar 20.000 euros a todos los jóvenes a partir de los 23 años como medida de «redistribución», tal y como va repitiendo el portavoz Ernest Urtasun, genera dudas. Incluso algunos partidarios de Díaz, que antaño han sido muy críticos con Podemos por su guerra fría con la ministra gallega, no esconden su perplejidad, que centran en la falta de principios progresivos en dicha propuesta. Es decir, que Sumar piensa dar 20.000 euros a todos los jóvenes, sin diferenciar a los beneficiados por origen social o poder adquisitivo familiar.

Sumar se escuda en que la propuesta ha sido apadrinada por el francés Thomas Piketty. El economista, que viajó a Madrid hace algo más de un año y que celebró con Díaz una charla en el Círculo de Bellas Artes de Madrid que sirvió de pistoletazo de salida de la construcción de una propuesta política al margen de Podemos. El autor habló de la «herencia universal» en el volumen El capital en el siglo XXI. Pero eso no quita que también en Francia recibiera sendas críticas por parte de algunos sectores de la izquierda, incluido los sindicatos.

Yolanda Díaz y Thomas Piketty en el encuentro en Madrid
Yolanda Díaz y Thomas Piketty en el encuentro en Madrid.

Medida de corte «neoliberal»

«Esa es un medida que tomaron los socialistas franceses (aunque no la daban de golpe) y los sindicatos nunca estuvieron a favor», comentan, por ejemplo, miembros de Izquierda Unida para explicar sus dudas sobre el acelerón de Díaz. En el PSOE, socios de gobierno de Díaz, también creen que esa iniciativa puede frenar la escalada de Sumar. Hablan de una propuesta de corte «neoliberal», que además acarrea serios problemas de solvencia financiera. «Serían 10.000 millones de euros al año, equivalente a un 25% de todo lo que se gasta el Estado para educación», añaden. La ministra Nadia Calviño ya ha criticado la propuesta.

Todas las miradas de los críticos en Sumar ante dicha propuesta, que van desde Izquierda Unida hasta el sector sindical (sin excluir al segmento catalán y valenciano), se dirigen hacia el núcleo duro de Díaz, que en esta campaña orbita en gran medida alrededor de los afines a Errejón. El líder de Más País y los suyos quieren dibujar una propuesta política que permita a Sumar salir de la trinchera cavada en estos años por los dirigentes de Podemos. Y la candidata está de acuerdo con este enfoque.

Díaz se hizo pablista porque quería que Iglesias llegara a un pacto de gobierno con Pedro Sánchez en 2019. Pero personas muy cercanas a ella en Galicia siempre comentaban (lo hicieron incluso con el propio Errejón en la época de Vistalegre II) que el proyecto político ganador era el del exnúmero dos de Podemos, y no el de Iglesias, ya escorado hacía la izquierda poscomunista bajo la influencia de Irene Montero y Rafa Mayoral.

Salida de las trincheras

La «transversalidad» a la que apela Díaz se vertebra alrededor de propuestas como la de la «herencia universal», insisten los partidarios de esa idea. La candidata quiere reactivar el voto de los jóvenes. Su protagonismo en redes sociales como TikTok, con mensajes a veces algo excéntricos, se inscriben en esa táctica. Y la propuesta de entregar 20.000 euros de fondos públicos para que los jóvenes puedan tener un colchón financiero para emprender sirve para romper los puentes de la izquierda ideológica. Pero, ¿puede esa iniciativa servir para activar, por ejemplo, a sus votantes en Andalucía? Existen más de una duda.

En cuanto a comunicación política, no obstante, los partidarios de Sumar creen que las polémicas sirven para lograr el objetivo esperado. «Marcar la agenda pública», dicen. Lo que se traduce en la fórmula de que se hable de Sumar, aunque sea de forma crítica. La iniciativa que Díaz lanzó el pasado lunes ha ocupado horas en las tertulias televisivas y las redes arden para debatir sobre ella. «Es puro humo para que se hable de Sumar», insisten sin embargo desde el frente sindical, donde prefieren no hacer pública su crítica para «no perjudicar» a Díaz, aunque admiten no ser partidarios de «dar cantidades sin tener en cuenta la renta».

El silencio de Iglesias

«Nadie agradece los regalos gratuitos, y si esto fuera una petición de los jóvenes tendría un pase, pero nadie lo pide», añaden otros críticos. También algunos analistas del espacio de Sumar se han atrevido a escribir comentarios críticos en las redes sociales, cuestionando que la «herencia universal» sin depender de la renta sea un eje de campaña que aporte votos. Aunque finalmente borraron esos mensajes. Los promotores de Sumar creen que la universalidad, es decir, el pago directo, servirá para facilitar la entrega del dinero, sin pasar antes por difíciles trabas burocráticas. Y creen que se puede financiar con el impuesto a las grandes fortunas, también incluido en el programa de la coalición.

Compromís, la fuerza política valencianista que se integra en Sumar, es la única que de momento ha manifestado ciertos recelos. Si bien no ha cuestionado la iniciativa en su integridad, sí ha manifestado que «el café para todos no nos gusta». Por su parte, desde Podemos reprochan no haber sido informados previamente. Y la sensación de incertidumbre se refuerza con el cambio de edad de los beneficiados -de 18 a 23 años-, modificado para ampliar el abanico electoral, puesto que los menores no pueden votar y Díaz aspira a convencer a todos aquellos que tengan menos de 23 años.

Las confluencias de Sumar, en definitiva, evitan manifestar públicamente sus dudas, aunque las tienen. Y eso revela que Díaz ha logrado, por lo menos, silenciar el «ruido». Hasta Pablo Iglesias se ha decantado por mantenerse sustancialmente «callado» en esta precampaña. Él e Irene Montero, todavía irritados por lo que ocurrió en la negociación para las listas, apuestan por un perfil bajo. No quieren que nadie les culpe de un posible resultado decepcionante de Sumar. Saben que después del 23 de julio se abre otra etapa política. Y quieren llegar a ella sin que nadie les achaque haber activado una guerra sucia contra la coalición de la gallega. Aunque de aquí a apoyar activamente a Díaz, y por ende a los errejonistas, queda un buen trecho.

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