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Elecciones 23-J

Operación Illa: el exministro de Sanidad es el tapado de Sánchez para el PSOE tras el 23-J

El líder de los socialistas catalanes lleva un mes trabajando en la sombra para liderar el postsanchismo

Operación Illa: el exministro de Sanidad es el tapado de Sánchez para el PSOE tras el 23-J

Salvador Illa y Pedro Sánchez.

En política, las casualidades no existen. No fue casual que Pedro Sánchez mencionara a Salvador Illa en el debate electoral del lunes en Atresmedia. Tampoco lo fue que, al día siguiente, en el vídeo con el que el PSOE intentó recuperar la iniciativa rechazando «volver al pasado», el primer secretario del PSC apareciera junto a otros dos miembros del partido hermano, Miquel Iceta y Meritxell Batet, cabeza de lista de esta campaña por Barcelona. Señales que no han pasado inadvertidas en un partido que descuenta ya la batalla sucesoria que se abrirá en el PSOE tras la derrota del 23-J y que, en consecuencia, espera que afloren liderazgos que insuflen la ilusión balsámica contra la depresión post debacle. Y la persona que está en boca de todos desde hace más de un mes es el ex ministro y primer secretario del PSC, Salvador Illa.

Las aspiraciones de Illa fueron adelantadas por el digital Moncloa.com el pasado 28 de junio, pocos días después de que THE OBJECTIVE desvelara que Salvador Illa estaría entre los entrevistados de Sánchez en Ferraz. Un movimiento extraño que llamó la atención de muchos socialistas, habida cuenta de que el formato estrella de la campaña mediática de Sánchez, los llamados ‘Encuentros’ en el plató de Ferraz, 70, sólo habían acogido a ministros del Gobierno y no a dirigentes del partido, mucho menos de otro, como es orgánicamente el PSC. La convocatoria adelantada por este diario sorprendió a algunos e inquietó a otros. Pero esas sensaciones se amplificaron con la cancelación del evento 24 horas antes de su celebración y a las puertas del inicio de la precampaña socialista al 23-J. 

Según ha podido saber este diario, ya entonces estaba en marcha la «operación Illa». Unos movimientos que se iniciaron hace «más de un después», después de la hecatombe electoral de las municipales y autonómicas del 28-M y que convertirían a Illa en «el tapado» de Pedro Sánchez. Porque, lejos de lo que pudiera parecer, las maniobras de Illa no surgen de la traición sino de la colaboración entre el primer secretario del PSC y el presidente del Gobierno, consciente de que no hay opciones de remontada y, mucho menos de gobernar tras el 23-J. De ahí que, en la búsqueda de un «líder de consenso» que adelantó este periódico, Illa y Sánchez hayan convenido esta operación para salvar de la masacre electoral la única y amplia victoria que cosechará el PSC en Cataluña, donde esperan ganar las elecciones y recuperar una cifra superior a la veintena de diputados.

«Todo está hablado entre Pedro y Salvador», explican estas fuentes. Ambos «son íntimos. Son amigos y se admiran mutuamente», como evidencia que Illa fuera uno de los pocos que recibió la llamada del presidente del Gobierno en la mañana del lunes 29 de mayo para informarle de que disolvía las Cortes y convocaba elecciones. Su relación política se convirtió en personal en la pandemia, no sólo por el componente emocional de la gestión del confinamiento, sino porque el entonces ministro de Sanidad vivía en Moncloa, en el pabellón oficial del complejo gubernamental, y allí estrecharon lazos y diseñaron estrategias como el lanzamiento de Illa como cabeza de lista de por el PSC a las elecciones catalanas del 14 de febrero de 2021. Su victoria, con Moncloa como plataforma e Iván Redondo como jefe de campaña, trasladado durante una semana íntegra a Cataluña, fue un éxito forjado entre ambos. Pero la sustitución de Miquel Iceta como cabeza de lista y responsable del PSC era un camino de ida y vuelta. Cinco meses después de la salida de Illa de Moncloa, se incorporó Miquel Iceta al ministerio de de Cultura, quien se mudó precisamente a la vivienda que ocupó su sucesor en Cataluña. 

Iceta, «el costurero»

Fuentes socialistas explican que Iceta está siendo «el costurero» de la operación. Con un perfil menos visible, el trabajo de Iceta está siendo el de preparar el terreno a sabiendas de los recelos mutuos que siempre han existido entre el PSOE y el PSC, dos partidos distintos, que «tendrían que cambiar sus estatutos o integrarlos» porque «el PSC participa en toda nuestra vida interna y orgánica pero nosotros no en la suya». Desde Ferraz recuerdan las múltiples polémicas que generaron en el pasado los 15.000 «afiliados fantasma» del PSC que «ellos dicen que tienen pero Ferraz nunca ha podido registrar ni controlar». 

Una cifra clave en el pasado, desde la contienda entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón en el 35º Congreso del PSOE, que ganó el primero por apenas 22 votos, a la victoria de Sánchez en las primarias de 2016 con el apoyo del PSC, entonces de Miquel Iceta. La diferencia entre el primer escenario y el segundo fue la investidura de Mariano Rajoy y la ruptura del PSC de la disciplina de voto negándose a abstenerse, en contra del protocolo de actuación entre PSOE y PSC. Asignaturas pendientes de la relación entre ambos partidos que ahora tendrían que cambiar si ambas organizaciones se fusionan para encumbrar al líder de la filial catalana del partido. El PSC cedería soberanía e independencia de Ferraz pero «recuperaría centralidad vinculándose más al PSOE»

La estructura de la candidatura

Las fuentes consultadas adelantan a THE OBJECTIVE que «las conversaciones se están acelerando ante la inminencia de la debacle» porque los movimientos en la sombra no sólo persiguen aupar a Salvador Illa sino también cortarle el paso al candidato que pudiera elegir el único barón con autoridad en el partido: Emiliano García Page, con el apoyo de los críticos anti sanchistas. Por ello ahí es clave también el apoyo de la vieja guardia. En la estructura que sostiene esta incipiente candidatura se encuentran tres personas. Rocío Martínez-Sampere, la Directora de la Fundación Felipe González, cuya base de datos y red de contactos es clave en la promoción de su campaña interna. 

Otras dos personas más trabajan ya para poner la maquinaria en marcha: Pau Solanilla, la persona de enlace entre Madrid y Barcelona, actualmente Comisionado de Relaciones Internacionales y promoción de la ciudad de Barcelona; y Silvia Palenque, miembro del núcleo duro de Illa y candidata a la alcaldía de Girona. Tres personas que configuran el esqueleto primario de la alternativa a Pedro Sánchez tras el 23-J.

«Muchos estaremos ahí»

Salvador Illa tiene a su favor que es «un hombre de consenso, muy querido en todo el partido y con excelente imagen en toda España. No es un catalán raro ni excéntrico ni ha tenido nunca una metedura de pata» como las polémicas declaraciones de Miquel Iceta abogando por un referéndum en Cataluña si el apoyo social rebasaba el 70%. De hecho, «apenas habla de Cataluña. Es prudente y moderado», un fontanero que va de outsider de la política pero conoce cada rincón del PSC y con el que «muchos estaríamos de acuerdo, incluso la mayoría de los barones, aunque fuera como «mal menor» en tiempos de turbulencias.

Tiene «la sensibilidad de las comunidades históricas» pero su hadicap está en el resto de territorios. Los críticos con Pedro Sánchez temen que Illa pueda ser «una continuidad del sanchismo» y ven «muy complicado el apoyo de Andalucía, Extremadura», no Castilla La Mancha y Castilla y León porque «lo que ha ocurrido en esta legislatura ha sido culpa de las decisiones en Cataluña», empezando por los indultos y terminando por la reforma del Código Penal para derogar la sedición y reformar la malversación. De todas ellas, «Illa ha sido uno de los cerebros» que «ha conseguido que al PSC le vaya muy bien pero a costa de  cargarse al PSOE del resto de España. Él es también responsable de esa herencia». 

Sin embargo, la mayoría de la organización es consciente de que, después de un tsunami, se asoma la travesía de un desierto larga y complicada: «No habrá muchas más opciones en este erial». De momento, los movimientos de Salvador Illa son discretos pero no secretos. Su nombre está en todas las «conversaciones de café» pero aún no ha habido ronda de llamadas. «A mí nadie me ha llamado ni preguntado», coinciden varios dirigentes. No es el momento, todavía. Sólo de ver opciones y de descartar otras como las de la portavoz de la Ejecutiva, Pilar Alegría. Todas las fuentes consultadas coinciden en descartar sus posibilidades de éxito. La operación Illa «descarrila las aspiraciones de Pilar» porque «no tendría nada que hacer» frente a un perfil como el suyo. «Pilar es una tía lista. Si ve que pierde, no se quemará y tragará» con la opción que concite más consenso. Porque la nueva etapa que inaugurará el post sanchismo se conjugará con dos verbos poco empleados estos últimos nueve años: integrar y consensuar. Un perfil para el que aspira y encaja Salvador Illa.

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