La portavoz del Gobierno retira la palabra a Marlaska cuando iba a hablar de la amnistía
El Gobierno esquiva todas las preguntas sobre el encaje constitucional de la exigencia de Puigdemont
La consigna es el silencio. Un silencio sepulcral con el que el Gobierno mantiene su estrategia de no desviar el foco del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, cuya fracaso «se cuece a fuego lento» mientras los negociadores socialistas tienen las manos libres para negociar. Sin apriorismos. Porque una de las líneas rojas de la negociación en el pasado, la amnistía, está encima de la mesa desde hace semanas aunque el Gobierno oficialmente evita reconocerlo. Este martes, el secretismo sobre este asunto llegó al punto de que la ministra portavoz , Isabel Rodríguez, evitó responder a todas las preguntas planteadas sobre si la amnistía tiene o no encaje constitucional, e impidió incluso al ministro de Interior, el juez de carrera Fernando Grande Marlaska, pronunciarse sobre su opinión jurídica al respecto.
Preguntado hasta en tres ocasiones sobre si la amnistía tiene o no cabida en el texto constitucional, el ministro Marlaska se limitó a decir que «es claro que las medidas que se adoptan siempre van dentro de la Constitución. Dentro de la constitución permite eso es lo que nos conduce u determina estudiemos todos los alcances y con un objetivo concreto y claro garantizar la convivencia. No se puede alcanzar la convivencia fuera del marco constitucional». La ministra portavoz cortó el final del ministro aludiendo al marco en el que se mueve el Gobierno: «Tenemos una herramienta, que es el diálogo; tenemos un marco, que es la Constitución; y tenemos un objetivo, que es la convivencia. Y nuestro modelo ha dado resultados. Hoy nadie puede negar que la situación en Cataluña es mejor que hace cinco años».
El ministro del Interior volvió a ser preguntado en dos ocasiones más pero la portavoz del Ejecutivo retiró la palabra a Marlaska pidiendo «dejar el debate jurídico para después». Algo que suscribió el ministro cuando fue repreguntado apelándole a su condición de juez: «Creo que ha contestado la ministra portavoz. No puedo añadir sino ratificar evidentemente». Rodríguez intentó desviar el foco de su colega de gabinete y se centró en mandar «un mensaje de tranquilidad a los españoles» porque «a nadie se cree que viene el lobo. Este presidente hace cumplir la Constitución en toda España (…). Por más que decían que viene el lobo, que España se rompía, se ha demostrado vigente la constitución española en todo el territorio español».
En privado, el Gobierno tampoco admite abiertamente su opinión favorable al encaje constitucional de la amnistía pero sí da pistas. En Moncloa deslizan que «la Constitución habla de convivencia», leit motiv de la acción del Ejecutivo, y en aras de la convivencia «veremos de qué se puede hablar y qué nos permite el ordenamiento jurídico».
Preguntada por la petición del ex presidente del Gobierno, Felipe González, que rechazó que la Carta Magna sea «un chicle» en el que tengan cabida estas medidas de gracia generales para los 4.000 encausados del procés, se limitó a manifestar «por supuesto respeto a todas las opiniones, también a la del presidente González» y presumió de que «este Gobierno y su presidente ha certificado que siempre actúa conforme a la Constitución» y que «el rumbo no va hacia una España del ayer, en blanco y negro sino de una España diversa y plural».
La portavoz del Gobierno también fue preguntada por la reunión de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y Carles Puigdemont, este lunes en Bruselas y dejó claro que «no ha ido en representación del Gobierno sino de Sumar». Sin desvelar el malestar que acusa el Ejecutivo sobre esta cuestión por el excesivo «protagonismo» de Díaz, fuentes gubernamental sostienen que «se trató de un tema de partido y no fue con medios del Gobierno» y el presidente del Gobierno «no tuvo conocimiento del viaje hasta ultima hora de la noche» del domingo, tal y como desveló THE OBJECTIVE. Moncloa marca distancias con Díaz alegando que «nosotros tenemos una forma distinta de trabajar y el PSOE tiene una forma distinta de trabajar». Aunque no descartan que en el futuro los socialistas puedan mantener un encuentro público con el líder de Junts.