Podemos explora ya pactos con Bildu y ERC para las europeas ante el ninguneo de Díaz
Para huir de Sumar queda la opción del Grupo Mixto en el Congreso y una alianza con los nacionalistas en 2024
Los vetos y diktat reiterados a los que Podemos se ve sometido a menudo por parte de Yolanda Díaz se pueden convertir en el casus belli para una desconexión de Sumar. Así lo señalan fuentes de Podemos a este diario, que señalan como única salida para el partido de cara al futuro romper en el Congreso, pasando al Grupo Mixto, y sobre todo avanzar hacia una alianza con Bildu y ERC en las próximas elecciones europeos. Sectores del partido ya empujan hacia ese escenario. Juan Carlos Monedero hace poco esbozó la posibilidad de que Podemos concurriera fuera de Sumar en las europeas de 2024. La dirección morada está centrada de momento en poner la otra mejilla, según un esquema táctico que aspira a ofrecer una imagen de víctima ante una Díaz dibujada como una dirigente autoritaria y «poco democrática».
La confianza entre los dos sectores, el de Sumar (integrado por valencianos de Compromís, catalanes de Ada Colau, afines a Díaz y madrileños de Íñigo Errejón) y el de Podemos, marca mínimos históricos. La propia Irene Montero dijo recientemente que llevaba «meses» sin hablar con Díaz. Se trata de una situación anómala para una coalición, la de Sumar, de la que Podemos también forma parte. Pero el modelo que planea Díaz es el del «Podemos sin Podemos», sostienen en el partido morado, donde el sector duro ya aboga por la desconexión.
Podemos lanzó en 2015 un órdago a todo el sistema político sabiendo que su margen temporal era reducido. La guerra relámpago de Iglesias, entendido como asalto al poder en una legislatura, duraría pocos años. En sus últimas etapas los morados se han acostumbrados a navegar con un rumbo más modesto, hasta la entrada en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, donde asumieron un papel de facto residual. Ahora, Podemos baja a las trincheras, según admiten internamente en la formación de Ione Belarra, pero con el objetivo de salvaguardar cierta visibilidad y sobre todo autonomía. Dos cosas que, por cierto, Díaz quiere negarles.
Debut cuestionado
Después de asumir el veto a Montero en las listas electorales, la exclusión de los debates televisivos, tener voz propia en el Congreso y la posibilidad de presentar iniciativas parlamentarias, Podemos tuvo que tragar incluso durante la investidura de Alberto Núñez Feijóo. Los morados dijeron haber pedido a Díaz poder intervenir en el debate. Hasta el martes, primer día de la sesión, no habían obtenido respuesta (según afirmaron públicamente). Tampoco sabían si iba a intervenir Díaz u otro diputado. Lo hizo Marta Lois, a quien los dirigentes de Podemos no han tardado en criticar (al igual que otros partidos de la coalición).
Pero, ¿hastá dónde está dispuesto a aguantar Podemos? Aunque los morados han puesto sobre la mesa su intención de negociar de forma bilateral con el PSOE su presencia en el Consejo de Ministros, lo cierto es que el grueso de miembros y dirigentes del partido consultados dan por descontado el apoyo a una todavía hipotética investidura de Sánchez. Las decisiones más importantes se toman siempre en un núcleo reducido de miembros, el llamado círculo de Galapagar, pero a menos que haya enfrentamientos entre los principales referentes -es decir, Irene Montero y Pablo Iglesias-, lo previsible es que Podemos apoyará a Sánchez. El canal de televisión de Iglesias y su nuevo medio digital lo han dejado suficientemente claro.
«Esperar y observar»
Queda así por descifrar los movimientos futuros a partir de la investidura. Podemos está bajando la cabeza, pero no tiene intención de dejar pasar la «traición» de Yolanda Díaz. El problema es cuándo y cómo vengarse. La estrategia en este momento se reduce al binomio «esperar y observar». Los morados no tienen claro que Sánchez sepa y pueda desbloquear la investidura. Más allá del acercamiento a los nacionalistas, creen que todavía queda por ver cómo reaccionará el PSOE en su totalidad. Mucho dependerá de qué tipo de pacto selle Sánchez con Carles Puigdemont. Una vez más, «esperar y observar».
Si la legislatura arranca con un nuevo gobierno, los morados deberán elegir si cambiar el rumbo de su proyección parlamentaria. Y a menos de cambios repentinos en los equilibrios de Sumar, algunos sectores de Podemos empujan para que la dirección sepa reaccionar con valentía. Una opción pasa por romper la baraja y pasar al Grupo Mixto. La opción de formar grupo propio queda casi descartada, puesto que no sería difícil obtener el visto bueno de la Cámara en función de su reglamento. En el mixto, en cambio, los cincos diputados de Podemos sí podrían actuar con autonomía y convertirse en otra pieza en el zapato del presidente socialista.
Objetivo, las europeas de 2024
Pero equilibrios parlamentarios aparte, también queda por ver cómo reaccionará Podemos ante el ciclo electoral que se abrirá con las europeas de 2024. Las elecciones europeas tienen una enorme importancia simbólica y práctica para Podemos. Los morados nacieron políticamente con el millón de votos en las europeas de 2014, y ahora pueden resurgir en las de junio de 2024. Así lo piensan, por lo menos, algunos miembros del partido con acceso directo a la dirección, que aconsejan explorar alianzas o pactos con Bildu y ERC para estos comicios.
No es la primera vez que Podemos tantea a ERC y Bildu. Esta opción se empezó a barajar hace meses, cuando Podemos miraba a las elecciones generales de diciembre, que finalmente se adelantaron al 23 de julio. El adelanto rompió los planes de Podemos frente a Sumar, obligando al partido de Iglesias y Montero a asumir las imposiciones de Díaz. Se volvió a hablar de contactos con Bildu y ERC en la precampaña de esos comicios. Los Comunes de Ada Colau afirmaron que miembros de Podemos habían amenazados con unirse a ERC si Díaz no aceptaba que dirigentes morados ocuparan puestos de salida. ERC se apresuró a desmentir la filtraciones, pero los de Colau insisten en afirmar que todo lo revelado fue veraz.
Así que las miradas se dirigen otra vez a las europeas. Monedero ya esbozó la posibilidad de que el partido que ayudó a fundar en 2014 se separe de Sumar en ocasión de estos comicios. ¿Por qué seguir con Díaz si, tal y como es presumible, los morados recibirán el mismo trato de las generales? ¿No sería más lógico levantar la cabeza cuanto antes y traducir la entente que tejió Iglesias en el Congreso en las europeas? Algunos miembros del partido están convencidos de ello, lo que deja intuir que también la ejecutiva está debatiendo sobre eso. Aunque ahora la orden sigue siendo «esperar y observar».