El Gobierno minimiza el bloqueo de las bases de Junts y da por hecha la investidura de Sánchez
Moncloa da por hecha la investidura y confía en que los acuerdos con los socios vayan cayendo «en cascada»
El presidente del Gobierno en funciones no irá «a ciegas» a la investidura. Según revelan fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE, Pedro Sánchez pretende presentarse a su sesión de investidura el próximo día 6 de noviembre con la seguridad de salir investido al día siguiente, 7 de noviembre, en la primera votación, sin necesidad de tener que repetir la votación a las 48 horas, como ocurrió en la investidura fallida del popular Alberto Núñez Feijóo. Dicho de otra forma: el Gobierno da por hecho que «habrá acuerdo» con Junts y ERC y éste se anunciará más pronto que tarde, antes de la primera semana de noviembre.
Una «seguridad» que les permite minimizar la consulta del Consell de la República en la que, como aventuraban fuentes socialistas a este diario, un grupo de afiliados de Junts ha votado a favor de bloquear la investidura de Pedro Sánchez, con un respaldo del 75% y una participación del 4,45%. En Moncloa restan importancia a un resultado que «no tiene mandato imperativo y no vincula a Junts», y que, a su juicio, tampoco dificulta el apoyo del partido de Carles Puigdemont a la investidura de Sánchez. Según el Gobierno, «ni Junts ni Puigdemont tienen alternativa a un acuerdo histórico» con el PSOE que les permita aliviar la presión de los más de 1.000 encausados que podrían ser amnistiados gracias al pacto de investidura.
El núcleo duro de Pedro Sánchez lo ve ya hecho y ha marcado en rojo en el calendario la primera semana del mes de noviembre. Un movimiento que ha trasmitido al socio minoritario de la coalición. Tras la firma del acuerdo PSOE-Sumar para la reedición del Gobierno de coalición progresista, fuentes gubernamentales desvelaron que «Moncloa ya ha planteado su escenario y trabajamos con ese escenario de principios de noviembre», aunque «también podría retrasarse hasta la semana siguiente», el martes 14 y miércoles 15. El plan gubernamental pasa por perpetrar un ‘efecto dominó’, es decir, utilizar este primer acuerdo entre PSOE y Sumar de palanca para ir cerrando «acuerdos en cascada» con el resto de socios del Gobierno a partir de la semana que viene.
Anuncios «en cascada» la semana que viene
De hecho, fuentes gubernamentales admiten que la escenificación de la firma entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz también supone un cierto «paripé» porque se ha ficcionado la dificultad de un pacto que «estaba maduro» y no se cerró de madrugada, como deslizan los equipos negociadores de ambas formaciones. Y porque el Gobierno alteró el orden de los factores ante la necesidad de mover el tablero, dado que a finales de agosto la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, aseguraba que «el acuerdo con Sumar será el ultimo porque es el más fácil». Moncloa ha optado por adelantarles a la primera posición para forzar movimientos del resto de sus socios «lo antes posible» y evitar que la investidura entre en la zona de riesgo que eleve la presión, el nerviosismo y la imprevisibilidad de los acontecimientos.
En este sentido, el Ejecutivo descarta que vayan a anunciarse más acuerdos esta misma semana, ya que el presidente Sánchez viajará a Bruselas para participar en el Consejo Europeo. La hoja de ruta gubernamental pasa porque este acuerdo «anime a otros», especialmente a Junts, con quien la negociación «progresa adecuadamente». Algunos incluso se atreven a avanzar que el acuerdo está «prácticamente cerrado» y sólo falta firmar, algo que pretenden lograr antes del 6 de noviembre. Ministros y negociadores dicen estar «muy contentos», transmiten «mucho optimismo» y hablan de «un gran día». Pero también son conscientes de los peligros que entraña la recta final de este proceso que «se pueden alargar hasta el inifinito» con exigencias mutuas si no se fija un horizonte temporal.
PNV y Bildu, la semana que viene
Y por ello, pese a que el Ejecutivo tiene su horizonte, evita verbalizar los contactos que mantiene con los de Puigdemont, quienes no son partidarios de entrar en fechas que puedan parecer un ultimátum: «Ellos las interpretan como una forma de presión» que podría hacer descarrilar las negociaciones. Las cautelas son máximas y en la puesta en escena está el mensaje y la presión. «Hoy nos correspondía cerrar ahora a nosotros; el resto tiene que venir en cascada», confían los negociadores que sitúan a los partidos vascos, PNV y EH Bildu, como siguientes en la lista. De hecho, Bildu era hasta este martes «la única formación con quien habíamos cerrado el acuerdo», sólo pendiente de anunciarse y llevarlo a escena.
A la espera de nuevos anuncios, el estado de ánimo gubernamental ha transmutado en un creciente optimismo. Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE insisten en que el pacto con Junts «está más cerrado de lo que parece» y confía en que la puesta en escena de este martes entre el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para reeditar el gobierno de coalición «motive a Junts» y le fuerce a desbloquear una negociación compleja en la que «no hay ninguna maría, todo es difícil» y en la que los flecos pendientes tratan sobre materia presupuestaria y financiación.
Entre los motivos del optimismo gubernamental, figura la importancia de haber ganado una semana para cerrar el acuerdo con Sumar. Sánchez y Díaz se habían fijado el mes de octubre para cerrar su acuerdo bilateral y «era importante quitarse de en medio esta semana ya» para poder utilizar el anuncio para presionar al resto de los actores de la negociación. Una semana más de plazo, clave para consultar a las bases del PSOE, previo Comité Federal este mismo sábado en Ferraz. Y porque, según explican, «en caso de que vayamos a elecciones, no podemos apurar al final sin margen para poder transitar el relato de que no hemos cedido ante el independentismo». Porque todos perciben estar adelantando terreno, pero nadie quita la imagen del retrovisor, por lo que pudiera pasar.