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La 'nueva derecha' se estrena en Ferraz: qué defienden los jóvenes que lideran la revuelta

Los jóvenes próximos ideológicamente a Vox son antimonárquicos y descreen de las instituciones, pero no violentos

La ‘nueva derecha’ se estrena en Ferraz: qué defienden los jóvenes que lideran la revuelta

Varios jóvenes durante una concentración en contra de la amnistía, frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz, el 6 de noviembre de 2023, en Madrid. | EP

Algunos llevaban tiempo sosteniendo que la rebeldía está en la derecha; que las ideas progresistas llevan tiempo dominando el ecosistema político y mediático, y que han sido asimiladas por el establishment. Y que ante esta nueva tesitura, es lógico que los jóvenes se aferren a la épica de la batalla cultural frente a la imposición de la ideología dominante. Pero no fue hasta esta última semana que este nuevo escenario sociológico se reveló ante los españoles.

Con motivo de la ley de amnistía que Pedro Sánchez ha pactado con los separatistas de Junts, liderados por un prófugo de la Justicia, la nueva derecha salió a la calle. Y por fin pudimos ver en qué consiste. Lo primero que quedó claro es que estos jóvenes son antisistema, por cuanto son antimonárquicos, desprecian la Constitución y rechazan la autoridad de la Policía. Tres elementos hasta ahora ajenos a la derecha española tradicional; la derecha boomer, si se quiere.

Las proclamas en favor de la Carta Magna y de la Corona propias de la Plaza de Colón y sucedáneos han sido contestadas en Ferraz con cánticos como «la Constitución destruye la nación» o «Felipe, masón, defiende tu nación», y la devoción a los agentes de los más veteranos contrastan con proclamas como «esta Policía defiende la amnistía». Estamos ante lo que Carlos H. Quero ha preconizado como la sustitución de un «patriotismo constitucional por uno genuino y popular».

Este sigue siendo minoritario entre la derecha, anclada en ese «patriotismo constitucional», pero evidencia un cambio de paradigma: las nuevas generaciones no creen en las instituciones de una manera tan firme como lo hacen sus mayores. Los jóvenes de derecha son los nuevos antisistema; la izquierda de antaño.

La mayoría de estos se organizan en torno a Revuelta, la organización que ha liderado estas protestas durante toda la semana, nutrida de gente joven afín y/o militante de Vox, y que nace con la vocación de dar la batalla cultural contra lo woke en las calles y, a largo plazo, en las universidades. Se han propuesto la noble labor de «renovar la nación», y, basándose en esta convicción, «unir al mayor número posible de jóvenes en pro de la pervivencia cultural, territorial y demográfica de España». Están comprometidos con «la preservación y el enriquecimiento de la herencia cultural, la integridad territorial y la salud demográfica de España». 

Neoderecha punki

El desvirgamiento callejero de esta nueva derecha nos remonta al viernes 3 de noviembre, cuando sucedió lo que algunos han llamado «el inicio de la toma de conciencia de la derecha sociológica como fuerza revolucionaria». Más allá de frases rimbombantes, lo que se pretende decir es que cientos de jóvenes se manifestaron ante la sede nacional del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz, con unas formas irreverentes y una estética no precisamente cayetana.

Víctor Núñez Díaz, editorialista de El Español, habló atinadamente de la «desvirtualización de la neoderecha punki», que consiste en «la impugnación de la pusilanimidad del bumerato por jóvenes dispuestos a que les unte la policía como a los zurdos». «Se están cociendo cosas», advirtió. Y vaya si tenía razón.

Tanto el sábado como el domingo fueron un impás, la calma antes de la tormenta. Acaso porque la nueva derecha ha heredado algún vicio de la vieja, y este es el de no perdonar el fin de semana. La septuagenaria Esperanza Aguirre fue la que animó el cotarro cortando la calle en la única imagen destacada de aquellos días.

Rebeldes, pero no violentos

La nueva derecha se destapó el lunes, cuando estos jóvenes tuvieron que poner por primera vez en práctica esa supuesta rebeldía. Lideraron la manifestación, gritaron «ni un paso atrás» cuando eran aporreados por los agentes, y sólo se detuvieron cuando la Policía Nacional los disolvió con gases lacrimógenos, en unas imágenes que sólo caldearon el ambiente para la jornada siguiente.

Estos repitieron el martes, pero se diluyeron ante la presencia de grupúsculos más radicales -neonazis, falangistas o ultras-, que fueron quienes acapararon los focos… Y los palos. La nueva derecha será belicosa, pero no violenta. Las diferencias entre la nueva derecha y los neonazis podrían resumirse en una anécdota: cuando los primeros brincaban al grito de «socialista el que no bote», los segundos permanecían inmóviles. Y es que y dijo Isabel Medina Peralta, una de las fascistas -autoproclamada- que se manifestó ante la sede del PSOE, que ella es socialista.

https://twitter.com/anarcareserva/status/1723153976667836706

Tras un miércoles más tranquilo, jueves y viernes volvieron a animar la fiesta. Banderas sin el escudo democrático, gritos contra la inmigración descontrolada («con los moros, no tenéis cojones») y retos a la Policía Nacional. Un choque generacional que, sin embargo, es aceptado por los más longevos, que entienden la rebeldía como algo propio de la edad… Y de estos tiempos convulsos.

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