Sánchez opta por un «Gobierno de repetición» reforzando a Montero, Bolaños y Alegría

No hubo revolución, aunque sí alguna sorpresa. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no sacó la guadaña con la que ejecutó sus cambios de Gobierno en julio de 2021, haciendo caer a sus hombres y mujeres de mayor confianza como Carmen Calvo, Iván Redondo y José Luis Ábalos. El Sánchez temido y temible, quien antaño fuera apodado como Pedro I el Cruel, ha optado esta vez por la continuidad de un Gobierno de repetición en el que ni reduce carteras ni opta por grandes y sorprendentes fichajes. Mantiene a los llamados ministros intocables como Margarita Robles (Defensa), Fernando Grande Marlaska (Interior), José Manuel Albares (Exteriores) y Luis Planas (Agricultura); así como a sus pesos pesados en un «Gobierno de repetición» que refuerza la comunicación en Moncloa. 

Sánchez mantiene y refuerza a sus pesos pesados, los llamados «ministros políticos». Asciende a la vicepresidencia política a María Jesús Montero, la ministra de Hacienda que ha negociado la parte económica con todos los socios del Ejecutivo y a quien encaja en el perfil de un Gobierno «muy político» que anticipaban la semana pasada en Moncloa. Una condición que encaja a la perfección la nueva portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, quien sustituye a Isabel Rodríguez en sus funciones comunicativas dando el salto de Ferraz a Moncloa y en «toda una declaración de intenciones como referente del PSOE», según fuentes socialistas. Según su entorno, «es un reconocimiento al trabajo que ha hecho en estos dos años. Su progresión ha sido continua, hasta convertirse en una persona más del núcleo duro del presidente». 

Alegría, el perfil político; Bolaños resurge

Se pretende así engrasar la máquina comunicativa del Gobierno con una persona que «ya tenía hilo directo con el presidente» y que es «buena ejecutora» de las decisiones que adopta el aparato de Moncloa-Ferraz de forma coordinada. Su confianza con Pedro Sánchez es «total», según fuentes de su entorno. Y es el presidente quien «habla con Pilar todos los días» para darle las pinceladas de los argumentarios del Gobierno, en su desdibujada línea con el partido. Su papel ocupará una función crucial en una legislatura complicada y convulsa, tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado, con la mayoría absoluta del PP, y en la relación con el tercer poder del Estado, el judicial. 

Ahí se enmarca el ascenso del tercer ministro político del Gobierno: Félix Bolaños. Quien hace seis meses estaba en la cuerda floja tras el «bochorno del 2 de mayo» en Madrid y su enfrentamiento con la jefa de protocolo de la Comunidad de Madrid, ha logrado reforzar su papel en la negociación con los independentistas a cambio de la investidura. El muñidor de la Ley de amnistía ha vuelto a hacer valer su «trabajo fino de jusrista» sobre sus capacidades políticas y ha logrado mantener un ministerio clave que estaba en disputa, el de Presidencia, que hacía las delicias de Óscar López y Antonio Hernando. Pese a liderar la mayoría de las quinielas, THE OBJECTIVE avanzó que «Hernando no será ministro» y sus cercanos explican que «ya lo tenía asumido» en la última semana. Bolaños logra además sumar una carta no menor, la del notario mayor del Reino, Justicia, en un momento clave en que tendrá que apaciguar las aguas revueltas que anticipan la guerra judicial por la ley de amnistía en los próximos meses. 

«Sánchez se ablanda» 

La cuarta ministra política que sale del núcleo duro es Isabel Rodríguez que, no obstante, sobrevive. Muchos la ubicaban fuera del gabinete de ministros y Sánchez ha decidido mantenerla en la cartera de nueva creación, Vivienda. También se mantiene Diana Morant en Ciencia, asumiendo Universidades, y José Luis Escrivá, que abandona la Seguridad Social pero asume Transformación Digital. Tres movimientos con los que el PSOE entiende que «Sánchez se ha humanizado o ablandado» tras cinco años y medio en el Gobierno. 

El Presidente Sánchez hará esta mañana una declaración institucional para sentar las bases de este Gobierno de continuidad en el que sólo dará la bienvenida a nueve ministros, cinco para el PSOE. De la cuota socialista, destaca el perfil del exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, como ministro de Transportes; su ex número dos en Valladolid, Ana Redondo, en Igualdad, cartera que vuelve a gestionar el PSOE; la cuota canaria pasa de las manos de Héctor Gómez a Ángel Víctor Torres, quien asume la cartera de Política Territorial; y la cuota catalana del PSC recae en manos del histórico Jordi Hereu, nuevo ministro de Industria, aunque los socialistas catalanes pierden a un representante (antes contaban con Miquel Iceta y Raquel Sánchez). La quinta ministra socialista que se estrena será navarra, a propuesta del también negociador Santos Cerdán: la nueva titular de Seguridad Social, Elma Saiz. 

Los equilibrios con Sumar

Los equilibrios internos en Moncloa han logrado que Sumar mantenga sus cinco carteras. Fuentes gubernamentales sostienen que el presidente barajó sólo tres ministerios para el socio minoritario, cuando el primer boceto del nuevo Ejecutivo contemplaba una reducción de ministerios que finalmente no ha ocurrido. Yolanda Díaz  mantiene la vicepresidencia y la cartera de Trabajo y da la bienvenida a Mónica García en Sanidad, Ernest Urtasun en Cultura, Pablo Bustinduy en Derechos Sociales y la portavoz de IU,  Sira Rego en Juventud e Infancia, de nueva creación. 

En Moncloa, esperan que esto sirva para evitar cuestionamiento por parte de Podemos tras su ofensiva contra Yolanda Díaz de los últimos días, y tras haber frustrado que uno de los principales negociadores de Sumar, Nacho Álvarez, antes cercano a la cúpula de Podemos y hoy más afín a Díaz, haya tenido que renunciar a ser ministro y a abandonar sus cargos en la formación morada. Un síntoma preocupante para un Gobierno que teme una nueva ofensiva de Podemos y que se desvinculen de las directrices de voto del grupo plurinacional de Sumar para erigirse en minoría de bloqueo.