Los Comunes aspiran a dos consejerías en un nuevo tripartito tras el paripé del Hard Rock
Los Comunes necesitan tocar poder tras su salida del Ayuntamiento de Barcelona y el veto de Collboni a Colau
Los Comunes, el partido catalán aliado de Sumar y Yolanda Díaz, aspiran a tener dos consejerías en un próximo gobierno tripartit en Cataluña. Los Comunes tumbaron los presupuestos de Pere Aragonés en una maniobra supuestamente dirigida para frenar el desarrollo del nuevo Hard Rock Café de Tarragona. La cúpula de los Comunes dejó claro su rechazo el pasado domingo, en un mitin al que acudieron los miembros de la plana mayor de la formación, entre ellos Jéssica Albiach, el ministro Ernest Urtasun y la exalcaldesa Ada Colau. Los Comunes amenazaron ese día a Aragonés, y su entorno decidió anunciar después el adelanto de los comicios. Aun así, las fuentes consultadas en la formación catalán afín a Díaz apuntan a una operación encubierta de común acuerdo con ERC para frenar a Carles Puigdemont y avanzar hacia un gobierno de izquierdas formado por ERC, PSC y Comunes. «Un nuevo tripartit, y esta vez verdadero», afirman.
Según este esquema, que empieza a circular entre diferentes fuentes del partido de Colau, los Comunes aspirarían a tener unas dos consejerías en este nuevo ejecutivo regional. Todo apunta a que con ERC existe algo parecido a un pacto encubierto, que ha permitido a ambas formaciones ir de la mano hacia un adelanto electoral. Los Comunes son una formación en crisis política desde hace tiempo, y después de perder la alcaldía de Barcelona –y tras los vetos de Jaume Collboni para que Colau vuela a tener un papel en el consistorio– a la marca catalana de Sumar solo quedaba intercambiar «peso político» por consejerías.
«No hace falta que a nivel numérico sean necesarios los Comunes. Su necesidad es política: si ERC pacta con Illa un nuevo gobierno de la Generalitat, necesitará el apoyo de los Comunes para explicar ante los suyos la decisión», explican fuentes de los Comunes. La cuestión, sostienen, es de carácter político y todos los implicados pueden ganar con la operación. De tal manera que incluso en los Comunes describen la polémica del Hard Rock (un proyecto en realidad aprobado hace un año entre ERC y el PSC) más como una cuestión de relatos y gestos que de verdadera línea roja política.
Tres relatos
Los sondeos apuntan a que el socialista Salvador Illa tiene una ventaja de cara a las autonómicas catalanas. Es sin embargo posible que los escándalos de corrupción del PSOE por las ventas de mascarillas y los rescates a empresas durante la pandemia pasen factura al PSC. ERC, por su parte, tenía otro problema: Puigdemont y Junts se sienten ganadores del relato sobre la amnistía, y los republicanos necesitaban desactivar lo antes posible la vuelta de Puigdemont. Y los Comunes pueden hacer campaña con el argumento de su rechazo del Hard Rock Café y recuperar algo de brillo en un momento de objetivo descenso electoral.
Todos contra Puigdemont, en efecto, con la esperanza de recrear un gobierno tripartit donde ERC asuma la presidencia, so pena tumbar el gobierno de Sánchez; el PSC ocupe cargos de de gestión y los Comunes sustituyan la pérdida del poder en el Ayuntamiento con consejerías regionales. Al menos dos, sostienen las fuentes consultadas. «Antes había un tripartit falso, que distribuía el gobierno central a Sánchez, el autonómico a ERC y el de Barcelona a los Comunes. Pero cuando Colau pierde Barcelona, este modelo se rompe. Y ahora los Comunes quieren un tripartit verdadero, con cargos en el Govern», explican fuentes de los Comunes.
El «teatro» de ERC y los Comunes
También en Podemos, partido que observa los movimientos de sus exaliados de los Comunes, no tienen dudas ante lo ocurrido entre el pasado domingo y la convocatoria electoral del miércoles y hablan de «teatralización» de ERC y Comunes. Para Podemos, los Comunes «acarician» dos consejerías, aunque vaticinan una victoria de Illa. La «única duda» que queda para este sector es, si de ganar Illa los comicios, los de ERC entregarán las llaves de la Generalitat al socialista.
La versión oficial difundida por ERC habla, sin embargo, de una cerrazón de los Comunes por el tema del Hard Rock. Según esta versión, Aragonés intentó incluso resolver el asunto con una llamada particular a Yolanda Díaz, quien respaldó a la cúpula de los Comunes en su posición de la firmeza. Albiach dijo en su última rueda de prensa antes del adelanto electoral que tomaba sus decisión sin ninguna influencia de Madrid. Todos los actores afinan su relato de cara a intentar convencer a sus votantes, y con un objetivo común, empujar en fuera de juego a Junts y Puigdemont, reteniendo un gobierno que ayudaría a todos en sus posiciones particulares.
Campaña virtual
En Junts, por otro lado, sostienen haberse quedado sorprendidos por el adelanto de ERC, y señalan directamente a la Moncloa. El partido de Puigdemont sospecha que la operación sea el fruto de una coordinación entre la Moncloa y la presidencia de la Generalidad. Aunque Jordi Turull dijo que desde el punto de vista legal nada impide a Puigdemont ser el candidato el próximo 12 de mayo, y volver a España ya con la amnistía aprobada para recoger el acta y presenciar la investidura. Pero aun así, Puigdemont debería recoger el guante de ERC y jugarse su futuro próximo en unos comicios donde solo podrá participar de forma virtual y telemática.
Todo pende de un hilo. En la capital crecen los rumores sobre un posible adelanto también de las elecciones generales. La confusión se extiende en el campo de batalla. Y un retraso en la aprobación de la amnistía empujaría a Puigdemont a jugar un simple papel testimonial en las autonómicas de mayo. Exactamente lo que querían ERC, PSC y los Comunes.