Moncloa confía en que Illa sea presidente en Cataluña gracias a la abstención de ERC
Fuentes gubernamentales creen que «por primera vez desde 2015, es probable que no sume el independentismo»
El adelanto de las catalanas ha descuadrado los planes de Pedro Sánchez para una legislatura en la que el orden de los factores sí altera el producto. Las elecciones en Cataluña eran el final del camino, la meta de un mandato para consumar la agenda del reencuentro haciendo a Salvador Illa presidente de la Generalitat, el motivo por el que no habría adelanto electoral de las generales hasta que Pedro Sánchez recogiera los frutos de una operación que sólo acumula cesiones -indultos, amnistía, mediador…- y no beneficios. Por ello, los comicios del 12 de mayo han disparado los nervios en el PSOE donde múltiples dirigentes consultados por THE OBJECTIVE reconocen que «ahora es más difícil» que a Pedro Sanchez le salgan los números, por la erosión del PSOE tras el ‘caso Koldo’ y la subordinación de la gobernabilidad nacional al escenario postelectoral en Cataluña.
Un juego con dos barajas en el que algunos socialistas ya deslizan que «ERC ya nos esta pidiendo que elijamos carta: o Sánchez o Illa». Dicho de otra manera, los republicanos no harán presidente gratis al PSC y mantendrán su apoyo en el Congreso de los Diputados. El Gobierno lo sabe y por ello empiezan a deslizar que una posibilidad para un eventual bloqueo en Cataluña sería el de la abstención de su socio republicano para hacer presidente a Salvador Illa. Sin embargo, los socialistas perciben cada día más negra la llamada ‘operación Illa’ y sospechan que Sánchez sacrificará a su candidato en Cataluña si peligra la gobernabilidad nacional.
Desde Moncloa aseguran que la implicación de Pedro Sánchez en la campaña del candidato del PSC será total. Su apuesta es que «Illa sea presidente porque eso significará el éxito de la agenda del reencuentro». En el núcleo duro del presidente no hay dudas de que el PSC ganará las elecciones, aprovechando el tirón de las generales hace ocho meses cuando el PSC triplicó el porcentaje de Junts, quien se situó en quinta posición. Pero el termómetro del éxito para Moncloa el 12 de mayo será la suma de votos del independentismo: «El hito va a ser si el independentismo pierde las elecciones. Si, por primera vez desde 2015, hay una posibilidad de que el independentismo no tenga mayoría», alertan fuentes gubernamentales.
«Puede no sumar el independentismo»
Ese es el objetivo de la estrategia socialista: que ERC, Junts y la CUP no sumen los 68 escaños de la mayoría absoluta en el Parlamento catalán. La encuesta del CEO catalán publicada este jueves contempla esa posibilidad. La parte alta de la horquilla le da tres escaños de margen al independentismo, 71 parlamentarios. Pero la parte baja arroja un total de 57 escaños, a cinco de los números necesarios para superar la prueba de la investidura. Un escenario «muy abierto», de gran volatilidad y en el que el PSOE está convencido de que el retorno de Puigdemont no beneficiará a Junts, sino al PSC. Según Moncloa, la puesta de largo de la candidatura el pasado jueves en Elna (Francia) fue más una muestra de debilidad, que de fortaleza.
«Se tiene que presentar para que no se le disgreguen más los votos. Es una jugada parecida a la de Pablo Iglesias en Madrid en 2021», explican fuentes socialistas a este diario en referencia a la maniobra del entonces líder de Podemos cuando abandonó la vicepresidencia primera del Gobierno para presentarse a las elecciones a la Comunidad de Madrid, donde corría el riesgo de ser extraparlamentario. Según estas fuentes, la candidatura de Puigdemont «no es un incentivo» para el electorado independentista sino un intento por «contener la fuga de voto de Junts y frenar la decadencia» de una formación desdibujada y con «serias dificultades de aglutinar el voto independentista en torno a él».
«No haremos presidente a Puigdemont»
Por ello, el Ejecutivo dice tener claro que «no vamos a hacer presidente a Puigdemont» porque «no le vamos a entregar el Gobierno de la Generalitat a la derecha», como sí pretenden hacer en el País Vasco con el PNV tras las elecciones del 21 de abril. Los socialistas creen que Puigdemont no será un revulsivo electoral en Cataluña y, por lo tanto, no habrá sorpasso en el bloque independentista. Según sus cálculos, la irrupción del expresidente catalán puede favorecer al PSC en la medida en que el votante apueste por la «moderación y la sensatez» de Illa en lugar de las opciones más histriónicas del elenco partidista catalán.
No obstante, el PSOE asiste con recelos a las operaciones monclovitas y percibe un alto riesgo en el escenario resultante del 12-M en Cataluña. A juicio de diferentes dirigentes socialistas, «Pedro ha apostado todo a una carta, la de las catalanas, y ahora mismo esto es un berenjenal». Lo que auguran estas fuentes es que «es imposible contener la tensión entre PNV-Bildu y Junts-ERC y contentar a los cuatro socios al mismo tiempo. Si el PSC pacta con ERC, Puigdemont hará saltar por los aires el tablero de la gobernabilidad». Moncloa niega la mayor y sostienen que «a Puigdemont no le interesa que caiga la legislatura hasta que no se resuelva la agenda del reencuentro». Dicho de otra forma, no terminará nada hasta que no se resuelva la incógnita de si podrá beneficiarse de la amnistía.