El pinchazo de Sumar en su estreno levanta ampollas: «Hace aguas por todas partes»
Las sillas vacías en la primera asamblea fundacional de Sumar pasan factura y alimentan las dudas sobre el tirón de Díaz
El proyecto político de Yolanda Díaz se acerca a la tormenta perfecta. El fracaso electoral de las elecciones gallegas sigue sobrevolando como una espada de Damocles sobre su lideresa. Y ahora se suma el estreno de la formación en su primera asamblea oficial, la del pasado sábado, donde el espacio de la Nave de Villaverde en Madrid apareció con sillas vacías, pocos militantes y pocos participantes en la votación por Internet. El liderazgo de Díaz queda en el aire ante un ciclo electoral que se prevé muy complicado. Dentro de su propia formación se suman las voces críticas: «Esto hace aguas por todas partes», comentan en los partidos aliados de Sumar.
A lo largo de los últimos días se ha instalado entre dirigentes de partidos que coparticipan del espacio el temor a que, después del pinchazo electoral en Galicia y ante el adelanto en Cataluña, Pedro Sánchez estudie incluso una remodelación del Gobierno para rebajar el peso de Sumar en el Ejecutivo. Este extremo, que empieza a comentarse en los círculos políticos de la capital, no obstante, encuentra un muro en el entorno cercano a la dirección de Sumar.
En las altas esferas del partido fucsia creen que esto no puedo ocurrir, por el simple hecho de que Sánchez no querrá abrir otra vez el debate sobre los cargos en el Gobierno, so pena tener esta vez que negociar a solas con Podemos. «Es un enfado de novios», se limitan a explicar para hablar del presunto malestar de Sánchez con Díaz, que empieza a ser recogidos por los periódicos nacionales.
Presiones cruzadas de los socios
Otra cosa es el debate interno sobre el liderazgo de Díaz, y la dificultad que la gallega está experimentando a la hora de mantener altas las expectativas después del arranque de su proyecto el año pasado. Díaz aparece como una política más bien sola, aislada por sus socios, que han activado un efecto dominó interno para pedir cada vez más cesiones. La negociación de la lista europea es una prueba de ello.
Tal y como desveló THE OBJECTIVE en sendas exclusivas, la presión cruzada de Más Madrid, IU, Comunes y Compromís ha obligado a Díaz, entre otras cosas, a renunciar a controlar la cabeza de la lista electoral. Se decantó por Estrella Galán, ignorando la opción de María Eugenia Rodríguez Palop, y bajando así la cabeza ante Izquierda Unida (que presumirá tener dos puestos de salida, con Manu Pineda en la cuarta posición), según comentan desde esa formación. Las demás declaraciones de sus dirigentes para negar esa correlación son «faroles», añaden, desde el partido.
Más Madrid, por otro lado, ha ganado su batalla orgánica. Sumar no tendrá ninguna presencia territorial en la capital. Y es un hecho inédito e insólito para un partido con aspiraciones nacionales: no tener a una estructura en Madrid supedita su futuro a las decisiones de lo que establezca la cúpula del partido de Mónica García y Rita Maestre. Además, tampoco desembarcará en Valencia y Cataluña, mientras que Izquierda Unida no quiere duplicidades en Andalucía.
La sensación de que Sumar se va construyendo como un reino de taifas, donde realmente Díaz no tiene casi ningún poder de veto, se instala en los círculos políticos y sindicales de la capital. Incluso en Comisiones Obreras, el sindicato que más aupó a Díaz en la operación de sustitución de Podemos, con el visto bueno del PSOE, hay malestar, según explican fuentes de esta entidad. Y en el sindicato sí avisan de que los socialistas han detectado la debilidad de la gallega y quieren hacerle pagar el adelanto electoral catalán.
Díaz, en definitiva, carece cada vez más de apoyos, y solo un buen resultado en las próximas elecciones europeas podrá silenciar las críticas. La fotografía del encuentro del pasado sábado también fue dolorosa para ella. Sillas vacías, un espacio que puede acoger a hasta 2.000 personas con muchos espacios libres. Allí donde Manuela Carmena hizo un lleno absoluto, Díaz ha pinchado. Y no ha servido ofrecer a sus simpatizantes descuentos del 20% en los billetes de Renfe para que acudieran a Madrid.
Es más, en la votación interna, Díaz ha logrado tan solo 6.600 de los más de 70.000 inscritos (aún ganando por amplia mayoría ante la ausencia de una candidatura alternativa). Se trata de cifras que hacen sonrojar a los defensores de la gallega, pues en las últimas votaciones internas de Podemos, por ejemplo, Ione Belarra obtuvo 45.000 votos cuando fue nombrada secretaria general, e Irene Montero 30.000 en la votación para su candidatura a las europeas.
Podemos observa y espera
Las estampas de Magariños y del Matadero llenos a rebosar para escuchar a la política que quiso enterrar e Iglesias quedan muy lejanas. Ahora Díaz deberá demostrar que su proyecto está vivo y que, aunque sus socios regionales lo están encorsetado, a nivel nacional tiene vitalidad. Pero las elecciones europeas pueden convertirse en un escollo muy difícil de sortear. Un mal resultado en estos comicios se convertiría rápidamente en una sentencia sobre la idea de Díaz de crear una formación alternativa al PSOE «para los próximos diez años».
Podemos, mientras tanto, mira de cerca los pasos en falso de su exaliada y ahora enemiga. Fuentes del partido morado comentan que el entorno de Irene Montero estaría incluso anhelando un «sorpasso» a Díaz en las europeas. Para Sumar este escenario es imposible que se materialice. Pero un empate técnico entre ambos, incluso con una doble derrota pero con Irene Montero en el Parlamento Europeo se interpretaría para Podemos como la victoria de una batalla. La primera después de un annus horribilis y muchas «humillaciones». Y el primer paso para la remontada.