Rebelión en la ANC: la dirección multará a quien organice debates con Aliança Catalana
ERC y la CUP se niegan a participar en foros donde se incluya al partido de Sílvia Orriols
La presidenta de la ANC, Dolors Feliu.
La unidad del independentismo hace años que saltó por los aires, pero ahora también la Asamblea Nacional Catalana (ANC) tiene problemas con sus simpatizantes en distintos puntos de Cataluña. La convocatoria electoral del 12 de mayo y la entrada de un nuevo actor nacionalista, Aliança Catalana, genera una división profunda entre Junts, ERC y la CUP, así como en sus entidades de referencia, la ANC y Òmnium Cultural, sobre cómo abordar la cuestión: si debatir con ellos o hacerles un cordón sanitario por sus postulados de «extrema derecha».
Dos territoriales de la ANC, la de Sabadell y la del Segrià, en Lérida, han optado en los últimas días por invitar al partido de Sílvia Orriols a sendos debates junto al resto de partidos nacionalistas, pero el secretariado de la entidad ha decidido que no se harán debates y avisa que sancionará a aquellas organizaciones de zona que desobedezcan sus directrices. Por el momento, han abierto un expediente ante el comité deontológico de la entidad que podría derivar en una multa e, incluso, en la expulsión de sus miembros.
La ANC de Sabadell anunció la semana pasada la organización de un debate con todas las formaciones independentistas, pero al conocer que Aliança Catalana estaba invitada, ERC y la CUP denunciaron que no debatirían con la «extrema derecha». Ante la polémica generada, la dirección de la ANC decidió tomar cartas en el asunto con el argumento de que, como entidad civil, no acogerían debates entre ningún partido que pueda resultar en una «instrumentalización» de la ANC o que se centrara en cuestiones que no tuvieran relación con la secesión de Cataluña.
No obstante, también aprovecharon la ocasión para posicionarse a favor de «los derechos humanos» y en contra del «racismo y la xenofobia». Una posición que, desde algunas de estas bases de la entidad, se ha interpretado como un ataque a Aliança Catalana y ha provocado desencuentros entre sus simpatizantes. La ANC no atraviesa su mejor momento, su apuesta de lista cívica para el 12-M fracasó, y se encuentran con que parte de sus bases les piden romper del todo con los partidos tradicionales independentistas.
Protesta de Aliança Catalana
El acto en Sabadell finalmente el acto no se celebró. La dirección de la ANC informó a la propiedad del establecimiento donde se debía desarrollar el debate que no les realizarían el pago por sus instalaciones, al considerar que dicho acto contravenía su posición, según ha informado Vilaweb. Posteriormente, una vez ya desconvocado el encuentro, el partido de Orriols volvió a convocar un acto en un hotel de Sabadell para aquellos ciudadanos interesados en conocer sus propuestas de cara a los comicios del 12 de mayo. Sin embargo, también fue cancelado.
A través de sus redes, denunciaron una «doble censura» y que el hotel que les tenía que acoger había «recibido presiones» para cancelar su acto. Como acto de protesta, Aliança Catalana convocó a sus simpatizantes para protestar ante la sala donde inicialmente tenían que debatir junto al resto de partidos.
Lérida amaga con desobedecer
En el caso de Lérida, y pese a la prohibición expresa, la territorial del Segrià mantiene la convocatoria del debate, que debe celebrar este miércoles. Están invitados Junts, ERC, la CUP, Front Nacional de Catalunya, Alhora –el nuevo partido de Clara Ponsatí— y Aliança Catalana.
De nuevo, ERC y la CUP se han desmarcado del evento y han firmado un comunicado conjunto en el que expresan que «no participarán en ningún debate donde se invite a estas fuerzas de extrema derecha», en referencia a Front Nacional y Aliança Catalana, e instan al resto de partidos a hacer lo mismo.
La ANC de Lérida, sin embargo, ha decidido mantener el debate y ha acusado a estos partidos de tener poca «coherencia» al debatir con partidos de ámbito estatal: «Algunas formaciones rechazan debatir con compañeros independentistas, pero no tienen ningún problema en hacerlo con el nacionalismo español más rancio. Confiemos en su coherencia».
