Defensa cubre de urgencia plazas en el Hospital Gómez Ulla para evitar un «cierre técnico»
Robles suple con militares los huecos que había en las cocinas tras una alerta del general al frente del centro hospitalario
El Ministerio de Defensa ha tenido que cubrir de urgencia varios puestos de trabajo en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla después de recibir un oficio del director del mismo, el general Francisco Javier Areta, en el que reclamaba la contratación inmediata de personal para el Servicio de Alimentación ante el riesgo de tener que «realizar un cierre técnico» del mencionado centro hospitalario este próximo viernes si no se atendía su petición.
El escrito, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, data del pasado 26 de abril y provocó alarma en la Subsecretaría de Defensa que dirige Adoración Mateos ya que es inusual que un director lance una advertencia en dichos términos. Un cierre del Gómez Ulla de estas características supondría la derivación de los 300 pacientes ingresados en la actualidad a otros hospitales de la red pública madrileña ante la imposibilidad de atenderles como exige la normativa, según explican fuentes militares a este periódico.
El general Areta venía alertando de esta posible situación desde hace medio año a la Dirección General de Personal (Digenper) del Ministerio de Defensa, pero sus peticiones no fueron atendidas. Ante la falta de respuestas desde el departamento de Margarita Robles, remitió a finales de abril un escrito a la Subsecretaría de Defensa con una solicitud más contundente, en la que advirtió a sus superiores de «la situación de carencia de personal en el Servicio de Alimentación» que iba a tener su hospital en el área de cocinas en el plazo de un mes.
Y por si no quedaba claro, el director del Gómez Ulla señaló a Defensa que su iniciativa se debía «al objeto de no tener que acudir a la contingencia de realizar un cierre técnico de este Hospital» a partir del 10 de mayo. Por lo tanto, apremiaba a encontrar una solución en el lapso de 15 días.
Los destinatarios del correo electrónico fueron tanto la Subdirección General de Personal Militar como la de Personal Civil de la Digenper, lo que abría la puerta a que Defensa enviase personal de tropa a las cocinas del hospital ante la urgencia de la petición. Además, puso en copia a la Inspección General de Sanidad de la Defensa (Igesan).
En concreto, el director del Gómez Ulla pidió que le enviasen seis personas del 10 al 19 de mayo como ayudantes de cocina: dos en horario de mañana y cuatro en horario de tarde. Y que a partir del 20 de mayo se contratase «con carácter indefinido» a seis cocineros para el horario de mañana y ocho ayudantes de cocina. Estos últimos quedarían repartidos de la siguiente forma: tres por las mañanas y cinco por las tardes.
Este correo del general Areta sí que consiguió movilizar a la Subsecretaría que dirige Adoración Mateos.«Bajo ningún concepto se van a cerrar las cocinas. Este viernes se incorpora el personal necesario para dar el servicio», subrayó este martes una portavoz de Defensa a preguntas de este periódico.
La reacción del ministerio empezó el 29 de mayo con un escrito del director general de Personal, el general José Ramón Velón, a los jefes de mando de personal de tres ejércitos y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) con el siguiente encabezamiento: «Movilidad urgente de personal laboral de cocina E2 y E1 al Hospital Central de la Defensa».
En dicho oficio, el general Velón advirtió de la necesidad «urgente y extraordinaria» de derivar personal militar al Gómez Ulla ante el «carácter crítico» del citado centro hospitalario. «Se solicita que explore la voluntariedad del personal laboral perteneciente a las especialidades anteriormente referenciadas (…) para cubrir, durante un período de tres meses a contar desde la segunda quincena de mayo aproximadamente», se reclamó desde la Digenper.
Finalmente, Defensa ha cubierto in extremis las seis plazas que corrían riesgo de colapsar el Gómez Ulla, ante la imposibilidad de dar comidas a los pacientes si no había el personal necesario. Para ello, ha impuesto manu militari al Ejército de Tierra, a la Armada y al Ejército del Aire el envío de dos oficiales de hostelería cada uno para que la carga sea equitativa, según una orden firmada por el subdirector general de Personal Militar, el también general Manuel Martínez, el mismo 29 de mayo. Sin embargo, se trata de una medida temporal, que se podrá prolongar hasta un máximo de tres meses, al quedar pendiente la petición del director del Gómez Ulla de que las plazas tengan «carácter indefinido».
El problema de fondo es que Mateos se ha resistido en los últimos años a regularizar a trabajadores de su principal hospital como personal laboral estatutario. La situación vivida en las cocinas, con la jubilación de algunos de sus empleados y la marcha de otros por motivos económicos o de estabilidad, es extensible a otros grupos laborales como el de los electricistas o fontaneros, advierten las fuentes militares consultadas por THE OBJECTIVE.