El PSC se aleja de Puigdemont y confía en pactar con ERC: «Si hay repetición, se hunden»
Los socialistas ven improbable el escenario en el que Junts les fuerce a investir a Puigdemont
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés en el Parlament de Cataluña. | Agencias
Gobierno y PSOE se han instalado en el mantra de que «primero hay que ver los resultados y el lunes 13 de mayo, hablaremos de pactos». Pero la realidad es que la decisión ya está prácticamente tomada. Los trackings diarios mantienen los datos de los últimos días, con un Illa disparado por encima de los 42-44 escaños y un empate técnico entre las dos fuerzas del independentismo. Y si la fotografía se asemeja a la que arrojen las urnas el 12-M, la petición que hará el candidato a la investidura para la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, será clara: que ERC se abstenga o será cómplice del bloqueo. Un aperitivo del que podría ser el principal mensaje de campaña electoral del PSC ante una eventual repetición electoral.
Las fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE están convencidas de que una nueva convocatoria electoral sería letal para ERC, porque amplificaría las tendencias ya detectadas en este 12-M: «Aragonés sería el primer presidente autonómico que convoca un adelanto electoral para ser tercera fuerza. Saben que si vamos a una repetición electoral, se hunden». El argumento del temor a una repetición no sólo fundamenta su miedo en el hundimiento de su suelo electoral sino en la pérdida masiva de los múltiples cargos gubernamentales que perderían su puesto de trabajo, en caso de alternancia política o hundimiento electoral. «ERC ya se ha convertido en un partido de gobierno. Tienen centenares de cargos del partido ocupando puestos en la Generalitat de Cataluña y diferentes cargos de la Administración. Tienen que pensar en la supervivencia», explican estas fuentes.
Presión anticipada a ERC
En Ferraz sostienen que los republicanos tienen argumentos sobrados para justificar que se permita la gobernabilidad en Cataluña. Primero, si se consuma la holgada victoria electoral de Salvador Illa. «Por encima de 40 escaños, nadie podrá entender que ERC no se abstenga», auguran en referencia al resultado «incontestable» del candidato del PSC. Segundo, por la cercanía que existirá entre las dos formaciones independentistas que luchan por la hegemonía territorial. «Cuanto más cerca estén, menos presión tendrá ERC para permitir un gobierno», habida cuenta de que previsiblemente quedarán relegados a la tercera fuerza. En consecuencia, cuanta más distancia exista entre ambos, más cuestionamiento interno y externo tendrán los republicanos para hacer movimiento alguno. Dicho de otra forma: una debacle electoral imposibilitarían pacto con el PSC ante la presión de las bases republicanas.
Lo que tiene claro el Ejecutivo es que un pacto con ERC, ya fuera con un pacto explícito (voto a favor) o implícito (una abstención), es el escenario natural para el PSC. En cambio, y pese a que no lo descartan, los socialistas ven improbable el escenario que sospechan los republicanos: que el PSC se vea forzado a investir a Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat para salvar la gobernabilidad nacional de Pedro Sánchez. Las fuentes gubernamentales consultadas se alejan de este escenario y confían en que el resultado de Puigdemont no sea tan favorable, pese a lograr el sorpasso a ERC gracias a la resurrección política de Puigdemont. Una recuperación relativa por el auge de la formación extremista Alianza Catalana que «bebe precisamente del electorado de Junts» y que podría rebajar aún más el techo electoral de los neoconvergentes, en caso de que se cumplan los sondeos y la formación de Silvia Orriols se estrene con tres representantes en el parlamento catalán.
«Puigdemont no va a volver… Si no lo ha hecho ya…»
Sea como fuere, los socialistas siguen confiando en la recta final de la campaña electoral para forzar una movilización sin precedentes de su electorado, frente a un independentismo más rezagado. El Ejecutivo cree que a Puigdemont no le quedan ases en la manga. Ni habrá factor sorpresa ni reaparición en la frontera del territorio nacional que pudiera exponerle a una eventual detención ni elevarle a la condición de mártir político. «Puigdemont no va a volver… Si no ha vuelto recientemente por el fallecimiento de su madre, ya no vuelve. No se va a exponer», explican desde el PSOE.
Por lo tanto, la sensación es que las cartas ya están echadas y que hay poca capacidad de agitar el tablero en los días que restan de contienda electoral. Confiados en ello, desde el Gobierno dan pistas del que será su mensaje el día siguiente al 12-M señalando implícitamente a ERC para evitar un bloqueo. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, pidió «esperar y respetar al voto de los catalanes el próximo 12 de mayo». Pero, «sobre todo», confió en que «esos votos puedan apostar por abrir una nueva etapa en Cataluña, por mirar hacia adelante» en lugar de «que prefieran seguir sumidos en el bloqueo. Esa es la disyuntiva en la que se encuentra Cataluña».
Preguntada por las posibles consecuencias nacionales que pudiera tener un pacto autonómico en la gobernabilidad de la legislatura, Alegría mandó un mensaje de tranquilidad y de estabilidad de un mandato que el presidente puso en cuarentena hace una semana pero ahora tiene vocación de perdurar los próximos tres años y medio. «Somos perfectamente consciente de cuáles son los números que hay en el Congreso de los Diputados pero creo que hemos demostrado de una manera firme y clara que somos capaces de hablar, llegar a consensos con distintos grupos parlamentarios para aprobar medidas progresistas que mejoren la vida de la gente. Lo haremos hoy, la semana que viene y la que viene, y los próximos tres años que dure la legislatura».
