Sánchez ve a Junts «descolocado» tras el acercamiento a ERC pero descarta la ruptura
El Gobierno admite ya que «nadie puede decir qué votará Junts» a los Presupuestos
La nueva humillación de Junts ha supuesto un baño de realidad para el Gobierno. En Moncloa llevan meses confiando en que la investidura de Salvador Illa en Cataluña no conllevará la ruptura de los de Puigdemont de la «senda de la gobernabilidad» nacional, aunque esta semana las dudas han comenzado a aflorar en el núcleo duro del presidente del Gobierno. Fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE reconocen en las últimas horas que «nadie puede decir lo que va a votar Junts» ni descartar que quiera darle un golpe de gracia al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Sin embargo, la convicción en Moncloa es que, en lugar de un alejamiento de Junts de la órbita del Gobierno, lo que pretende hacer Puigdemont con sus constantes avisos y amagos de ruptura es encarecer su precio de cara a la negociación presupuestaria que se abrirá en septiembre, cuando ya se haya despejado el escenario de la gobernabilidad en la Generalitat de Cataluña. En Moncloa ven «descolocados» a los de Junts, con Sánchez acercándose a Aragonés, y con «problemas con la judicatura» en relación a la amnistía de Puigdemont, que se encuentra en stand by, parada y a expensas de los próximos pasos del Tribunal Supremo tras su decisión de no aplicar la medida de gracia para los casos de malversación.
A juicio de Moncloa, Junts tiene también «problemas internos», donde hay presiones para encarrilar la «vía pactista» y abandonar la imposición permanente. Y por ello, el Gobierno dice tener datos de que Junts ha tenido «dificultades para mover a su gente» al acto en el sur de Francia que pretenden hacer este fin de semana. Los interlocutores neoconvergentes del Ejecutivo auguran que «hay mucha gente cabreada por cómo lo están haciendo» y por la estrategia de jugar a «desmarcarse como farol» al Gobierno, aunque no haya voluntad de romper la alianza con Sánchez.
Sin embargo, más que desmarcarse, Junts parece deslizarse nuevamente por la pendiente de las amenazas que le llevaron a votar en contra de la Ley de Amnistía que ellos mismos dictaron para incluir los delitos de terrorismo y alta traición. Un rechazo que obligó a devolverla a la comisión de Justicia para que el Gobierno corrigiera el texto conforme a sus exigencias, tras una cascada de amenazas y advertencias. Algo que ha vuelto a ocurrir esta semana tras tumbar la senda de estabilidad, antesala de los Presupuestos Generales del Estado, y tras la cual los portavoces de Junts alertan del riesgo de no ajustarse a sus peticiones. «Si Cataluña no tiene la llave de la caja, España no tendrá presupuestos. Anóteselo, señor Illa y mande un mensaje al señor Sánchez», advirtió Salvador Vergés este jueves durante un debate en el Parlament.
Crecen las dudas en el PSOE
Pese a la enorme incertidumbre y el camino plagado de piedras, derrotas parlamentarias y sobresaltos, en Moncloa sostienen que «Junts no tiene otro recorrido que el que está haciendo» y, pese a las dudas, creen que en octubre conseguirán atraer a los convergentes al acuerdo presupuestario, sin concretar a qué precio. Pero mientras la convicción pierde fuerza en el Ejecutivo, en el PSOE suben las apuestas de que a Sánchez se le han acabado las balas de plata y la legislatura «puede que no pase de primavera» del 2025.
Este jueves, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, supeditó este mandato a la voluntad de Carles Puigdemont: «Es el que manda… El único que sabe cuánto dura esto y a qué precio». Al hilo de la quinta reunión de Sánchez con Aragonés en el Palau, el líder del PSOE aragonés, Javier Lambán, también se manifestó en X diciendo que «España tendrá un problema mientras el presidente del Gobierno no visite a los 17 presidentes autonómicos -a todos- y les dé el mismo tratamiento institucional, con la correspondiente agenda de avances económicos y políticos para cohesionar al país evitando desigualdades».
No obstante, la mayoría de los dirigentes socialistas consultados auguran que «no habrá un adelanto electoral» y que Pedro Sánchez «estirará la legislatura aunque no tenga presupuestos» por varios motivos. El primero es que «no hay números» en estos momentos para que el PSOE tuviera opciones de reeditar un pacto de Gobierno; y el segundo, es el horizonte judicial en ciernes sobre el caso Begoña primero, y el caso Koldo después, a la espera de novedades a la vuelta del verano.