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Política

El Govern retira 69 pinturas centenarias sobre la historia de España del Palau de la Generalitat

Alega querer recuperar el «aspecto original» del espacio, pero Torra no duda en hablar de «pinturas españolistas»

El Govern retira 69 pinturas centenarias sobre la historia de España del Palau de la Generalitat

Pinturas del salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, antes de ser retiradas. | Wikimedia Commons, Enfo

El Gobierno catalán culminó este miércoles la retirada de 69 pinturas sobre la historia de España que decoraban el salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat. Una decisión que ha sido objeto de críticas por considerarse sectaria. Se trataba de un conjunto pictórico casi centenario que databa de los años 1926-1927 y que fue encargado cuando el edificio era sede de la Diputación de Barcelona por su presidente, Josep María Milà i Camps, durante la dictadura de Primo de Rivera.

Las pinturas, obra de varios artistas, entre ellos Francesc Galofré i Oller y su hijo Francesc Galofré i Surís, representaban distintas escenas de la historia de España, algunas de ellas relacionadas directamente con Cataluña. Se trataba, por ejemplo, del recibimiento de los Reyes Católicos a Cristóbal Colón a su llegada a Barcelona tras su primer viaje a América; el Compromiso de Caspe (fundamental para la posterior unión dinástica de las coronas de Castilla y Aragón); así como las batallas de Bruch (librada contra los franceses en esta localidad barcelonesa), Lepanto y las Navas de Tolosa.

Los lienzos apartados se dividen en 24 de gran formato, que estaban colocados en los muros laterales del espacio, y otros 45 de menor envergadura. Un total de 860 metros cuadrados de superficie pintada. Por su parte, el salón Sant Jordi es uno de los lugares más solemnes del Palau de la Generalitat, escenario habitual de las juras del cargo de los consejeros autonómicos pero también de emblemáticas entregas de galardones.

Iniciativa de Torra

El proyecto de retirada de los lienzos se remonta a 2019, con el entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra, que ha celebrado la salida de las «pinturas españolistas» que han permitido «volver a un espacio bellísimo, luminoso y magnífico». Las palabras de Torra parecen revelar la verdadera intención de la Generalitat cuando ordenó quitar las pinturas, a pesar de que oficialmente el objetivo fuese que el salón Sant Jordi «recuperase su aspecto renacentista original».

Esto es al menos lo que opina Javier Santamarta del Pozo, divulgador histórico y autor de libros como Fake news del Imperio español (La esfera de los libros, 2021) o Siempre tuvimos héroes (Edaf, 2016). En conversación con THE OBJECTIVE y preguntado por si la retirada de las pinturas ha obedecido a una razón puramente artística, el experto se muestra «sorprendido» de que la Generalitat alegue ese motivo. «Barcelona es un ejemplo de cómo el arte ha reconfigurado tantos edificios u obras de arte que, si volvieran a su concepción original, nos sorprendería», explica, «si viéramos una imagen de la catedral de Barcelona de 1880 nos sorprendería mucho. Y no creo que nadie abogue por destruir su imagen actual por devolver su ‘imagen original’».

Labores de ‘restauración’ del salón San Jorge del Palau de la Generalitat. Generalitat de Catalunya.

«El mismo barrio gótico, tan famoso, es coetáneo de estas pinturas, curiosamente», continúa Santamarta. «Es evidente que cuando el expresidente Torra crea una comisión para estudiar la retirada de estas obras, es por auténtica aversión a lo que representa de hechos históricos españoles, en donde los catalanes, obviamente, estuvieron presentes. Y el dictamen es una clara exposición de motivos políticos, no artísticos».

«Furia iconoclasta»

Para el divulgador histórico, no hay tantos ejemplos de un borrado artístico de estas características en el pasado. Uno de ellos es la «furia iconoclasta contra imágenes católicas» que las «turbas protestantes» protagonizaron durante la reforma luterana, en las actuales Suiza, Alemania o Países Bajos. Más recientemente, Santamarta señala el caso de la destrucción de los templos de Palmira por parte del Estado Islámico.

En opinión de Santamarta, debería existir algún mecanismo que impida que el arte pueda ser destruido o retirado por decisiones políticas. Sin embargo, apunta, «habida cuenta de que el propio titular actual del Ministerio de Cultura no hace más que referirse a la ‘descolonización de los museos’ con una visión claramente presentista y sesgada, me temo que no encontraremos mucho apoyo por parte de quien debería de preocuparse por este tipo de tropelías». Santamarta va más allá y se queja de que muchos representantes públicos, entre ellos el presidente de la Generalitat catalana, actúan «como un reyezuelo de una taifa independiente de facto para tantas cosas». Por ello, apela a un pacto de Estado para regular esta cuestión, aunque lo ve complicado.

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