THE OBJECTIVE
El zapador

Un ministro de Cultura abonado a la Leyenda Negra

Urtasun replica soflamas típicas de la cultura woke que hemos importado de Estados Unidos

Un ministro de Cultura abonado a la Leyenda Negra

Ilustración de Ernest Urtasun realizada con IA.

Alertó el otro día el ministro de Cultura Ernest Urtasun que va a revisar los museos españoles para «superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas que han lastrado la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico».

¿Por qué es un mayúsculo dislate? El tema da para un artículo de fondo, pero lo trataré de resumir en seis puntos:

  • Lo que busca es hacer presentismo de una manera torticera y maniquea. En definitiva, lo que persigue es politizar la historia. Urtasun es un indocumentado, un niño pijo del liceo francés fuertemente ideologizado, que ha ido escalando puestos en distintos partidos de izquierda y que, sin haber escrito un libro en su vida, ha acabado de ministro de Cultura. No tiene bagaje intelectual y lo único que hace es repetir soflamas políticas típicas de la cultura woke que hemos importado de Estados Unidos. Los museos españoles le parecen machistas, coloniales o franquistas. Lo sorprendente es que el abuelo de Urtasun era un falangista navarro que luchó en el bando nacional durante la guerra civil española. Este sí que tiene raíces franquistas y no, por ejemplo, el Museo del Prado. A mí ya me saltaron todas las alarmas cuando habló de que quería descentralizar el Museo del Prado, y es cierto que el Prado tiene un proyecto muy antiguo llamado «Prado extendido» para mover los fondos de la pinacoteca, pero a un servidor las declaraciones que hizo le sonaron muy sospechosas, ensamblando un porrón de taumatúrgicos conceptos doctrinales de por medio. Porque a la extrema izquierda no le interesa la cultura, lo que quieren es servirse de la cultura para colarnos su agenda ideológica.
  • ¿Colonias o Virreinatos? En mi libro España contra su Leyenda Negra dedico un extenso capítulo a esta cuestión. Hablar de colonias en los siglos XVI y XVII es anacrónico. En la amplia legislación indiana que se recopiló en época de Carlos II nunca se habla de colonias, sino de reinos, virreinatos o provincias. El Imperio español era conocido como «las Españas». De hecho, Felipe II se intitula como Hispaniurum et indiarum rex (Rey de las Españas y las Indias). Y en las Indias no vemos en esos primeros siglos una relación asimétrica entre la metrópoli y las colonias como veremos luego con el colonialismo inglés en Norteamérica, o en el siglo XIX con las colonias de las potencias europeas en África. Un indígena de la Nueva España era tan español como un castellano de Toledo o un aragonés de Tortosa. Por lo tanto, no tiene sentido hablar de descolonizar como hace Urtasun, siguiendo no sé qué directrices.
  • Las colecciones de los Museos españoles no están construidas a base de obras rapiñadas o expoliadas como pudiera ser el caso del British Museum con los frisos del Partenón o la Piedra de Rosetta. O el Busto de Nefertiti del Neues Museum de Berlín. Cada pieza es un mundo; a saber, las piezas de arte precolombino que vemos en el Museo de América son adquisiciones legales, de lo que hay documentado, claro, porque no siempre es fácil rastrear el origen. Luego tienes piezas como el Tesoro de los Quimbayas que fue un regalo del gobierno de Colombia a la Corona española a finales del XIX.
  • En el siglo XVI no existían programas científicos o museísticos. Esa lógica de los museos nacionales que se pusieron en marcha con la creación de los Estados Nación a finales del XVIII y principios del XIX con el surgimiento del nacionalismo: la llamada construcción nacional (nation-building). Por ejemplo, el penacho de Moctezuma se encuentra en Viena porque Carlos V movió los objetos que llegaban de América por toda Europa. ¿Por qué no iba a hacerlo? Él César no veía importante que se quedara en España que por entonces no era un Estado-Nación, sino un ancho Imperio del Antiguo Régimen, un Imperio ligado a una dinastía, pues todavía no existía el concepto de ciudadanía.
  • Los museos como el Museo de América no están concebidos para denigrar la imagen de los indígenas, ni mucho menos; de hecho, aunque el Museo de América tenga una buena colección de arte virreinal también dedica mucho espacio a contar cómo eran las diferentes tribus precolombinas: su arte, su orfebrería, su manera de vivir, su religiosidad, las sociedades que crearon, de qué vivían… En ese aspecto no es nada etnocéntrico (o hispanocéntrico).
  • En México y en Lima hay numerosos museos que exponen la cultura virreinal. ¿Qué hacemos con ellos? ¿Les pedimos que devuelvan todas sus piezas a España? ¿Les pedimos que devuelvan la Catedral Metropolitana de México o la Catedral de Lima? No tiene ningún tipo de lógica racional, pues México era España (la Nueva España). De igual manera no tiene sentido hacer lo contrario. ¡Ay! Es que es todo tan absurdo…
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