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Albares envía a Lisboa al exjefe de Gabinete de Pumpido tras el veto de Putin para Moscú

Exteriores coloca en la capital lusa al diplomático Ramos Membrive tras el rechazo ruso para que fuera cónsul en Moscú

Albares envía a Lisboa al exjefe de Gabinete de Pumpido tras el veto de Putin para Moscú

Antonio Ramos Membrive, nuevo número dos en la Embajada española en Portugal. | Archivo

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha decidido enviar finalmente a Lisboa como número dos en la Embajada española a Antonio Ramos Membrive, el exjefe de Gabinete del presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, hasta finales de septiembre del año pasado. Todo ello después de que Rusia haya vetado en los últimos meses su entrada en el país para desempeñar el cargo de cónsul general en Moscú.

Albares ha resuelto esta semana una decena de puestos en el extranjero que habían quedado vacantes -un ‘bombito’ en la jerga diplomática-, según adelantó la web especializada The Diplomat y ha podido confirmar THE OBJECTIVE. Al frente de los consulados en Nueva York y Buenos Aires han sido elegidos Marta de Blas, actual subdirectora general de Personal, y José María Ridao, quien en diciembre pidió el relevo como embajador en India tras varios desencuentros con el ministro.

La segunda jefatura en Lisboa que recaído en Ramos Membrive, quien renunció hace casi un año como jefe de gabinete de Conde-Pumpido para reingresar en la carrera diplomática. Dos meses después fue elegido por Albares para ocupar uno de los puestos mejor remunerados en el exterior, el de cónsul en Moscú, pero al final no pudo tomar posesión de la plaza.

Ello se debió a que el Gobierno de Vladímir Putin se negó durante meses a tramitar el visado de acreditación, por lo que Ramos Membrive no podía pisar Rusia para dirigir el consulado. Al final, Exteriores ha decidido retirar su nombre y buscar otro candidato, por lo que el Consulado español en la capital rusa sigue descabezado tras la vacante por jubilación de su anterior titular, María Isabel Vicandi.

El nombre de Ramos Membrive fue propuesto a la Junta de la Carrera Diplomática, encargada de realizar la valoración de los candidatos al puesto, por el subsecretario de Asuntos Exteriores, Luis Cuesta, un hecho que normalmente quiere decir que se trata de la persona que el ministro desea para el cargo.

La propuesta del equipo de Albares de hace un año causó sorpresa porque Ramos Membrive ocupaba el sexto lugar en antigüedad entre los ocho diplomáticos que habían solicitado el puesto en la capital rusa. A priori, el exjefe de gabinete de Conde Pumpido no tenía muchas posibilidades de hacerse con dicha plaza. No obstante, además de la antigüedad, fueron tenidos en cuenta para la elección otros méritos, como por ejemplo el conocimiento del idioma del país al que se iba a ser destinado o la experiencia en consulados. 

El citado diplomático habla ruso y la carga de trabajo en Moscú es mínima desde el inicio de la invasión de Ucrania porque el flujo de expedición de visados se ha reducido drásticamente por las sanciones europeas. Aun así, se tramitan unos 100.000 visados al año, por lo que el veto ruso al nuevo cónsul está provocando en la práctica un importante contratiempo a la diplomacia española.

La decisión rusa es la respuesta a las negativas de España a conceder varias acreditaciones solicitadas en los últimos meses por el Gobierno de Putin para realizar sustituciones en la embajada de Rusia en Madrid. El departamento de Albares ha negado una decena de solicitudes de incorporación desde la crisis diplomática de hace dos años y medio, cuando España expulsó a 27 rusos con pasaporte diplomático. Una decisión que fue correspondida por Moscú en los mismos términos.

La ‘guerra fría’ entre embajadas

Las autoridades rusas se mostraron muy molestas por la actitud del Gobierno español con respecto a su país y por la escasa relación que Exteriores mantiene con su embajada. El jefe de la legación rusa, Viktor Klimenko, no fue invitado a la última recepción al cuerpo diplomático en el Palacio Real y a Felipe VI tuvo que entregarle sus cartas credenciales ‘a escondidas’. Concretamente, en una sala del Palacio de la Zarzuela sin cámaras ni medios de comunicación, por lo que no estuvo acompañado del boato protocolario con el que desde hace siglos se lleva a cabo esta ceremonia.

Pese a esta ‘guerra fría’ entre embajadas, el Gobierno español no ha tenido problemas para cambiar a su embajador en Moscú. Albares se decantó por Ricardo Martínez, quien había estado de embajador en Alemania en los últimos años, para sustituir a Marcos Gómez tras dos años y medio destinado en la capital rusa. Rusia tardó más de cuatro meses en dar luz verde al placet de Martínez, el mismo tiempo que se demoró España con Klimenko.

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