«Contradicción entre persona y personaje»: el aviso que Errejón ya dejó en al aire en 2016
El ex ‘número dos’ de Podemos habló en una entrevista del precio de la fama y dijo que sería un «paréntesis» en su vida
Fue en el teatro del Barrio (Madrid), en diciembre de 2016, cuando Íñigo Errejón participó en un programa de TV3 para ser entrevistado por Àngels Barceló. En esa entrevista, el entonces número dos de Podemos ya esgrimió uno de los argumentos que ahora ha empleado en su carta de dimisión del pasado jueves, tras destaparse numerosas denuncias por presunto acoso y abuso. En su carta, Errejón afirma: «Yo, tras un ciclo político intenso y acelerado, he llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona». Pero esa misma contradicción es lo que, ocho años antes, el propio Errejón menciona como uno de los efectos colaterales de su papel público.
Eran los «años veloces», según afirmó el propio Errejón en su libro Con todo. El primer trienio de Podemos, una formación que ya había entrado en el Parlamento Europeo, municipios, comunidades autónomas y en el Congreso de los diputados. En ese contexto (Iglesias los llamaría más tarde los «años feroces», en clara disconformidad con Errejón), el entonces número dos de Podemos habló con Barceló en el programa Fora de Serie que atrapó a un 17% de audiencia en Cataluña. Y lo llamativo de esa entrevista es que, muchos años antes de que estallaran las polémicas sobre la conducta personal, el político madrileño ya lanzó un aviso: «Hay que librar una lucha para que el personaje no se coma a la persona», afirmó.
La periodista catalana le había preguntado qué es lo que se pierde con la fama y la política. Y Errejón, de forma contundente, había contestados: «Todo». «Pierdes sobre todo la capacidad de improvisar, de improvisar lo que haces y lo que dices. Y tienes que librar una lucha para que el personaje no se coma a la persona, porque la gente te conoce de acuerdo con lo que ve en la televisión o con lo que ha escuchado. Eso a mí se me refleja mucho porque la gente me llama por el apellido, y a mí no me habían llamado Errejón nunca». «Te llaman como si te conocieran, pero no se refieren a ti, se refieren a la figura que ven en la televisión», agregó el joven político que quería «romper el tablero».
«No tengo derecho a bajarme»
En su respuesta, Errejón añadió algún dato más. Por ejemplo, que su actividad política se parecía a una obra «misionera». Y que miraba a esa actividad como un «paréntesis» en su vida. «Yo no estoy bautizado, pero (el compromiso político) tiene una actitud jesuítica o misionera. Es como coger una parte de tu vida y dejarla medio en suspenso, meterla en paréntesis por una causa que consideras que te trasciende. Entonces dices: tiene sentido sacrificar una parte de mi vida personal porque lo que estoy haciendo no solo es que sea hermoso en términos colectivos, es que no tengo derecho a bajarme».
Errejón dejó, por lo tanto, en el aire ya en 2016 la cuestión de la desconexión entre una vida pública y otra privada, casi como un peligro inherente al cargo que ocupaba de líder de una formación emergente que despertaba el interés de millones de personas y convirtió a sus promotores en referentes públicos. Ocho años después de esa entrevista, Errejón volvió a recuperar ese concepto de la «contradicción» para explicar las razones de su salida abrupta de la política, en un momento en el que solo se conocía una denuncia anónima sobre un presunto caso de acoso o abuso perpetrado por él.
Denuncias
«Yo, tras un ciclo político intenso y acelerado, he llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona. Entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una formación que defiende un mundo nuevo, más justo y humano. La lucha ideológica es también una lucha por construir formas de vida y relaciones mejores, más cuidadosas, más solidarias y, por tanto, más libres. No se le puede pedir a la gente que vote distinto de cómo se comporta en su vida cotidiana», escribió Errejón el pasado jueves.
A esta denuncia, sin embargo, sucedieron otras tres acusaciones anónimas y dos públicas, presentadas en comisaría. Una de ellas, conocida el pasado martes, atañe al relato de Aída Nízar, quien dijo ante la Policía haber sido víctima de acoso y abuso sexual por parte de Errejón: «Me abrazaba con fuerza hacia sus partes, sintiendo claramente que tenía una erección», afirma para hablar de presuntos hechos ocurridos en mayo de 2015 en el Auditorio de la Universidad Complutense de Madrid. La exconcursante de Gran Hermano dice haberse sentido «humillada, vejada, baboseada y repugnada».
El político madrileño ha renunciado a defenderse de las acusaciones que están saliendo sobre él, tanto en forma anónima como pública. Fundador de Podemos, y después de Más Madrid y Más País, Errejón ha decidido dejar todos sus cargos públicos. «Para cuidarme, necesito abandonar la política institucional, sus exigencias y sus ritmos», escribió en su carta después de que tanto en Más Madrid como en Sumar analizaron su caso y forzaron su salida. La dirección de Más Madrid exigió a una de sus diputadas dimitir por un presunto encubrimiento de un tocamiento de Errejón a una chica en un festival en Castellón en 2023. Mientras que en Sumar nadie de momento ha decidido asumir responsabilidad alguna, después de que Yolanda Díaz decidiera rescatar a Errejón y entregarle plenos poderes en su grupo parlamentario, en plena «contradicción» entre su vida íntima y su vida pública.
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