La salida de Íñigo Errejón dinamita el segundo intento de desembarco territorial de Sumar
Era el dirigente que empujaba para afianzar estructuras territoriales de Sumar a pesar del recelo de los socios
Yolanda Díaz en la feria de Sevilla en 2022. | Europa Press
El estallido del presunto caso de abusos y acosos que ha desembocado en la salida abrupta de la política de Íñigo Errejón ha dinamitado el segundo intento de desembarco territorial de Sumar. La coalición que lidera Yolanda Díaz, que también intenta constituirse como partido tradicional, acababa de abrir su primera sede en Sevilla. Izquierda Unida se ha mostrado reacia a esa operación, que, sin embargo, ahora podría frenarse debido al escándalo vinculado al exportavoz parlamentario de Sumar. Hace una semana, el propio Errejón había celebrado la apertura de la nueva sede de Sumar en la capital andaluza. Sumar también tenía pensado abrir una delegación en las Islas Baleares, algo que había soliviantado a otros socios, los de Més per Mallorca.
Sumar abrió hace tan solo una semana su primera sede oficial en Andalucía. El partido que lidera Díaz (y que da nombre también a la coalición que cogobierna con el PSOE en el Ejecutivo nacional) desembarca así en una comunidad autónoma estratégica para la izquierda, y que debería celebrar elecciones autonómicas en 2026. Sumar cree que el presidente Juanma Moreno puede adelantar los comicios para aprovechar las encuestas favorables, y ha acelerado el desembarco oficial en la región. El partido de Díaz ha encargado a Esperanza Gómez, una dirigente considerada afín a Errejón, liderar el proyecto en Andalucía, despertando el enfado de Izquierda Unida, contraria a que Sumar cree estructuras en su feudo.
El malestar en IU, y concretamente en el entorno de Antonio Maíllo, líder confederal del partido, es muy elevado, según confirman fuentes del espacio de la izquierda andaluza. Izquierda Unida, al igual que los Comunes en Cataluña y Más Madrid en la comunidad madrileña, había vetado a Díaz la creación de estructuras paralelas porque consideraba que esto podía confundir a la militancia. En un primer momento, Díaz aceptó esas exigencias a cambio de asegurarse su apoyo en los equilibrios de la coalición que lidera. Sin embargo, ahora, la nueva secretaria de Organización de Sumar, Lara Hernández, ha decidido relanzar este proceso.
Andalucía no es el primer territorio en el que Sumar tiene previsto abrir sus primeras sedes, según deslizan desde el frente de Díaz. En Canarias también se esperan movimientos parecidos, y en Baleares, donde un viaje de Lara Hernández ya despertó el enfado de Més per Mallorca, otro socio de Díaz cada vez más reacio a la alianza con la gallega. En la Comunidad Valenciana, los de Compromís también han avisado a Díaz de que no aceptarán que Sumar desembarque con nuevas estructuras, porque se considerarían como una injerencia que puede favorecer la fragmentación de la izquierda. En el pasado mes de marzo, cuando se constituyó Sumar como partido, ya se habló de la necesidad de crear nuevas estructuras territoriales, pero todos los socios se mostraron en contra.
Enfado de IU
De ahí que la decisión de Sumar de abrir su primera sede en Sevilla haya despertado el enfado de IU. Los de Izquierda Unida consideran a Andalucía como su verdadero feudo. Esta es la región donde tienen más cargos públicos y donde históricamente obtienen sus mejores resultados. Además, según las fuentes consultadas en IU, el propio Maíllo ha interpretado esta llegada de Sumar casi como una agresión personal, un «golpe» a su autoridad y en su territorio. Irrita también a los de IU que Díaz haya encargado a Esperanza Gómez crear las estructuras del partido porque la tachan de dirigente «errejonista».
Gómez es miembro del Parlamento andaluz e integrante del Consejo de Coordinación de Sumar. Y en sus declaraciones públicas ha justificado la creación de estructuras de Sumar en Andalucía porque «en este tiempo que queda de recta final hasta las elecciones andaluzas nos toca estar a pie de calle, hablando con los andaluces, escuchando sus problemas y confrontando con este Gobierno que hace mal a todos los andaluces».
El enfado de IU se suma ahora a las dificultades añadidas para Sumar por constituirse en partido político más o menos tradicional. Errejón era uno de los artífices de ese planteamiento, sostienen fuentes de la coalición, y con el exportavoz e ideólogo ahora fuera de juego, los demás socios esperan que la dirigente gallega entierre definitivamente su proyecto. Todo esto llega, además, cuando Maíllo se está esforzando por tender puentes con Podemos en el marco de un «debate sobre la unidad» que, al menos de momento, los morados miran de reojo. Lo dijo claramente Pablo Iglesias en la última convención del partido en Madrid: «Si quieren unidad real, deben apoyar las demandas de Podemos al PSOE», afirmó.
Apoyo al errejonismo
En ese proceso de búsqueda de la unidad, la apertura de una sede de Sumar en Andalucía se interpretaba como una declaración de guerra a una entente en el futuro con Podemos. Aunque IU sigue interesado en esa opción, los de Díaz siempre han manifestado sus dudas, según sostienen en Podemos. Y eso porque sabían, agregan las fuentes consultadas, que los morados tenían como condición previa a cualquier diálogo la salida de la primera línea de Errejón, unas primarias para liquidar a Díaz como candidata y la «disolución» de la sigla de Sumar, tal y como adelantó en exclusiva este diario.
Ahora, las denuncias contra Errejón han debilitado tanto a Sumar en su papel de futuro proyecto nacional como a Más Madrid en su calidad de principal actor de una nueva alianza. Incluso algunos de los principales valederos de Sumar desde sus comienzos asumen ahora que el proyecto político «está muerto». En Podemos hablan de una marca política «amortizada» y creen que Díaz ya debe «preparar las maletas». Con Errejón fuera de todo tipo de ecuación, los morados tienen el camino libre para volver a una entente con Izquierda Unida, y de ahí a hablar con otros actores regionales. Mientras que lo que siempre se consideró en Sumar como su tarea pendiente, es decir, su construcción como partido, queda ahora de facto en el limbo.
