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El 'caso Errejón' da la puntilla a Sumar y los socios ya hablan de dar «una salida» a Díaz

IU se abre a cambiar el nombre de la coalición, una de las condiciones de Podemos para hablar de unidad

El ‘caso Errejón’ da la puntilla a Sumar y los socios ya hablan de dar «una salida» a Díaz

Yolanda Díaz en el Congreso. | Europa Press

Los socios de Yolanda Díaz asumen que el caso de presunto acoso sexual que ha acabado con la carrera política de Íñigo Errejón es un punto de inflexión para todo su espacio político. El jueves, Izquierda Unida dio el paso. Los de Antonio Maíllo reclaman nuevos métodos de toma de decisión, es decir, más colegialidad. Y abrieron el debate sobre un posible cambio de nombre de la coalición. «El nombre del Grupo Parlamentario y el de la organización Movimiento Sumar no pueden ser el mismo, pues en la confusión del todo con la parte tenemos un problema político. Es por ello que debemos cambiar el nombre del espacio común», comunicaron. IU avanza hacia la «disolución» de Sumar, tras las exigencias de Podemos. Pero es más: en ese partido ya hay debate sobre «dar una salida a Yolanda».

La cuestión del nombre de la coalición no es algo baladí. Pero tampoco trascendental, según las fuentes consultadas. «Es un asunto ya menor», sentencian. Antes del escándalo que ha afectado a Íñigo Errejón, podía parecer atrevido exigir la «disolución» de Sumar, tal y como pedía y Podemos y desveló en exclusiva THE OBEJCTIVE. Ahora, en cambio, todo ha cambiado. Con la salida de Errejón y de sus guardias pretorianos, Díaz se ha quedado objetivamente más débil y aislada. Respaldada de facto únicamente por Comisiones Obreras.

Con el asunto del nombre, IU abre un debate interno sobre el futuro de la coalición, quién la debe liderar y con cuáles fuerzas políticas debería contar. Los de Maíllo quieren una nueva entente con Podemos, pero es un embrollo difícil de resolver. Podemos había puesto como condición la salida de Errejón, unas primarias para decidir el candidato (o sea, cuestionar el liderazgo de Díaz, incluso su posible salida de las listas electorales, en clara venganza por lo que ocurrió con Irene Montero) y la «disolución» de Sumar. IU había asumido en un primer momento dos de estas tres condiciones, pero no la idea de finiquitar a Sumar como coalición. Ahora sí se abren a borrar del mapa político a Sumar.

Fin del ‘experimento’

Son muchos los que en el actual espacio de Sumar consideran que «la marca está amortizada». Esto significa que creen que el experimento de Díaz, que consistía en reformular todo el espacio de la izquierda alternativa al PSOE en una especie de Frente Amplio, pero con un contenedor moderno y no vinculado a los intereses y caprichos de cada partido, ha fracasado. Los más críticos sentencian: «Es un proyecto político muerto». Y en Podemos van más allá: «Yolanda debería hacer las maletas», afirmaban. La «salida de Díaz», una «salida digna», es una de las cuestiones que las fuentes consultadas sostienen que ya se están tratando internamente.

IU cree que el problema de Sumar no se limita al nombre de la marca, sino también a su mecanismo interno de toma de decisiones. Traducido: Yolanda Díaz hasta ahora ha tomado todas las decisiones de manera casi unilateral y hay que volver a una «mesa» en la que cada instancia esté representada. Un partido, un voto. «La coalición Sumar debe resolver ya los déficits en los repartos de recursos y garantizar el reconocimiento de las partes en su capacidad y representación», explicaban el pasado jueves los de Maíllo.

IU quiere, además, otro reparto de fondos de la coalición y tener más presencia en las comisiones parlamentarias. Abogó incluso por una portavocía parlamentaria rotatoria, pero en ese primer enfrentamiento sobre el futuro de Sumar posErrejón, los de Maíllo ya han tenido que ceder. Díaz decidió esta semana entregar la portavocía parlamentaria a Verónica Martínez Barbero, diputada por Pontevedra y considerada una de las dirigentes más cercana a la vicepresidenta. Es decir, que en lugar de colegialidad y horizontalidad, tal y como piden los aliados, Díaz ha vuelto a elegir a dedo a su referente en el Congreso. «Un error», para algunos en su propio espacio político, según publicó este diario.

De cara al futuro quedará por ver si Izquierda Unida pretende llevar hasta el final su exigencia de horizontalidad y de superación de un esquema político que da por «amortizado». Hablar de un cambio de nombre de la coalición es un indicio que puede ser interpretado como un golpe sobre la mesa. Pero en Podemos, que observa con interés lo que ocurre en el otro lado de la orilla, dudan. Pablo Iglesias ya lanzó el órdago hace pocas semanas. «Si quieren unidad real, deben apoyar las demandas de Podemos al PSOE», dijo el ex secretario general de Podemos, que para muchos ya está de vuelta.

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