Podemos saca conclusiones de Extremadura: Sumar no sirve y el camino a seguir es con IU
Los morados quieren reeditar alianzas con IU y sin Sumar en comunidades como Aragón, donde se votará en febrero

Irene Montero con Irene de Miguel en Extremadura. | EP
Podemos aprovecha el buen resultado de su candidata, Irene de Miguel, en las elecciones extremeñas del pasado domingo para atacar al PSOE y Sumar, y reivindicar una «unidad» que solo cuente con Izquierda Unida, sin afines a Yolanda Díaz en la ecuación. El portavoz del partido morado, Pablo Fernández, sostuvo que el resultado de Extremadura decreta la «muerte» del PSOE, y con ella también del experimento de Sumar, que los morados consideran ya superado. Sumar nació en 2023 para englobar y de facto sustituir a Podemos como principal aliado de Pedro Sánchez. Díaz propuso un modelo de izquierda alternativa, más dialogante y reformista. Pero después de varios varapalos electorales, Podemos quiere ahora aprovechar el resultado extremeño para relanzarse.
«Se vuelve a constatar lo que llevamos tiempo diciendo: el Gobierno de España es una fábrica de ultraderechistas que nos está echando en brazos del PP y de Vox», afirmó Fernández en la rueda de prensa del lunes. El portavoz de Podemos añadió que «el machismo, la corrupción, la inacción social y la incapacidad de dar respuesta a los problemas de la gente son una fábrica para la ultraderecha» y agregó: «O hay una izquierda fuerte y la izquierda transformadora se pone en pie o vamos a ser arrasados por la ultraderecha».
Las alusiones a Sumar son evidentes, así como la idea que difunden desde los círculos morados y que apuntan a que el «modelo a seguir» ahora es de la unidad, pero sin los afines a Díaz. Podemos persigue reeditar una alianza semejante a la de Unidas Podemos que lideró Pablo Iglesias en las últimas dos legislaturas. Ese modelo pasaba por el protagonismo de los morados, acompañado por la colaboración de Izquierda Unida. Alberto Garzón decretó un giro en 2023, ofreciendo la mano tendida de IU a una colaboración con Yolanda Díaz en el marco de Sumar, una nueva alianza que aspiraba a rejuvenecer un encaje político que se consideraba acabado. En esa alianza entraron segmentos de la izquierda como Más Madrid y Compromís, que habían mantenido una relación fría con Podemos. Dos años después, los morados quieren cobrarse su venganza.
Aragón en el mapa
Para Podemos, el buen resultado de Unidas por Extremadura servirá para ofrecer pactos parecidos en otras comunidades autónomas. La primera será Aragón, donde se celebran elecciones el próximo 8 de febrero. En ese caso, se especula con la inclusión de la Chunta Aragonesista en el acuerdo, además de los ecologistas de Alianza Verde, pero siempre con la exclusión de Sumar. Podemos es consciente de que Sumar carece de presencia territorial y quieren aprovechar esta debilidad para arrinconar a los de Díaz en los comicios autonómicos.
El resultado de Extremadura ha puesto en alerta, por otro lado, a Sumar. Pocos días antes de los comicios, Irene de Miguel calificó a Yolanda Díaz de «un poco fraude para la izquierda». Esta declaración enojó al círculo de la vicepresidenta segunda, que se encontraba lidiando con Pedro Sánchez después de su petición de una remodelación del Gobierno para tapar las investigaciones sobre corrupción. De Miguel es una dirigente territorial de Podemos, escogida por los morados como candidata autonómica y apoyada por Izquierda Unida. Díaz y los demás ministros de Sumar fueron invitados a no participar en los actos de la campaña electoral, y el resultado ha sido una mejora de tres escaños para la alianza: de tres a siete diputados, hasta el 10,2% de votos.
La portavoz de Sumar, Lara Hernández, intentó el lunes descafeinar esa victoria para sostener que parte del éxito se debía al trabajo del ministerio que lidera Díaz. Hernández sostuvo que más de 70.000 personas se han beneficiado del aumento del Salario Mínimo Interprofesional y que respecto a 2019 hay 300.000 parados menos. Por ello, la portavoz de Sumar ha afirmado que prefiere rehuir de las «discusiones públicas», mientras que Díaz no ha comentado la victoria de De Miguel y sus palabras.
IU pide pactos moldeados al territorio
De Miguel defiende que Yolanda Díaz sigue siendo la «referente estatal del espacio» de la izquierda alternativa, aunque recordó que Sumar no tiene cuadros en Extremadura, y de allí su exclusión en la campaña. La realidad es algo más compleja. De Miguel responde a dirigentes como Irene Montero y Ione Belarra, y ambas han perfilado a lo largo de los últimos meses una estrategia dirigida a debilitar a Sumar e intentar sustraer a Izquierda Unida a su alianza. La candidata extremeña tenía el apoyo de sus militantes y también del líder federal, Antonio Maíllo, para excluir a Sumar de la ecuación, según afirman en ese partido. Aunque añaden que extrapolar ese esquema a nivel estatal será más complejo.
Para Maíllo, hay que mirar territorio a territorio. Es decir, conformar «las articulaciones de las fuerzas realmente existentes» en cada comunidad. «Toca vertebrar esos espacios desde una integración de todo lo que realmente existe», añadió después de calificar de «espectacular» el resultado de Extremadura, si bien el Partido Popular ha logrado más del 40% de los votos y Vox se ha disparado hasta once escaños. Unidas por Extremadura, en efecto, ganó 10.000 votos con respecto a las pasadas elecciones, pero no recogió el grueso de los más de 100.000 que perdió el PSOE.
Así las cosas, Maíllo rechaza la tesis de Podemos, que apunta a que el éxito de Vox depende del Gobierno, sino que argumenta que es el PP que «alimenta» el partido de Santiago Abascal. No es una diferencia baladí, porque IU controla un ministerio (el de Sira Rego) y no quiere hablar de correlación entre la actividad del Ejecutivo y el auge de la derecha, tal y como hacen otros partidos de izquierdas como Izquierda Española.
Aun así, Maíllo ha pedido al Gobierno no ceder al «inmovilismo» y centrarse en «políticas sociales ambiciosas» que puedan marcar la agenda. Y en cuanto a las alianzas, el líder de IU ha vuelto a hablar de «frente amplio», aunque «actualizado y adecuado al momento político». «Lo que realmente se va a jugar en las elecciones de 2026 es Andalucía, que siempre es determinante como termómetro electoral, y no Cataluña», ha agregado. Más que Aragón, en efecto, lo que interesa a Maíllo es Andalucía, donde concurrirá como candidato de un cartel de izquierda en el que, esta vez, no se contempla la participación de Podemos.
