La Fiscalía pide extraditar a Brasil a un hombre que abusó de una menor con discapacidad
El acusado, conductor de un vehículo escolar, ayudaba a la niña a desplazarse y aprovechaba esos momentos para «satisfacer su lujuria»
La Fiscalía avala la extradición de Wanderley a Brasil, donde está acusado de abusar sexualmente de una menor con una discapacidad mental. La niña necesitaba ayuda para desplazarse y el hombre, que conducía el transporte escolar, aprovechaba esos momentos para «satisfacer su lujuria». Los hechos ocurrieron hace casi una década en el Estado de Sao Paulo, aunque el presunto agresor fue detenido en junio del año pasado en Madrid. Este lunes se enfrenta a una vista en la Audiencia Nacional para determinar si España, con acuerdos de extradición con su país de origen, le entrega a las autoridades brasileñas.
Wanderley fue detenido en la localidad madrileña de Colmenar Viejo el pasado 27 de junio en virtud a una orden internacional emitida por un juzgado de Brasil. Ese mismo día se dictó una providencia para proceder a su extradición, aunque el acusado no lo acepta. En España permanece en libertad, aunque con medidas cautelares. Tiene la obligación de comparecer periódicamente ante un juez, se le retiró el pasaporte y se le prohibió abandonar el país.
Los hechos que se le imputan tuvieron lugar en 2014, cuando el reclamado trabajaba como conductor de un vehículo de transporte escolar del Ayuntamiento de Campo Limpo Paulista, una ciudad de 85.000 habitantes en el Estado de Sao Paulo. La víctima, que en el momento de la agresión contaba con nueve años, necesitaba ayuda para desplazarse, instante que Wanderley aprovechaba «para practicar actos libidinosos diversos de la conjunción carnal» con la menor.
Reclamado por Brasil
«El acusado la llevaba en su regazo, aprovechando ese momento para satisfacer su lujuria», afirma el escrito de la Fiscalía al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE. El texto insiste en que durante el trayecto desde el vehículo al interior del colegio, pero también hasta su domicilio particular, el reclamado por Brasil le besaba en la boca y le pasaba la mano por los pechos y órganos genitales. Luego pedía a la pequeña que no contara nada de lo sucedido.
El 23 de noviembre de ese año, el acusado acudió a casa de la víctima con la excusa de conocer a su madre. Una vez dentro de la vivienda, cuando estaba a solas con la niña, le dijo que le quería mucho y le besó en la boca. Unos hechos que son constitutivos de un delito de estupro vulnerable previsto en la normativa de Brasil, aunque también están incluidos en el Código Penal español. Tras la modificación legal, en vigor desde el pasado octubre, prevé penas de prisión de dos a seis años.
El Ministerio Público está a favor de la extradición de Wanderley. Fundamenta la reclamación en que existe un acuerdo entre ambos países desde 1988 y que lo avala nuestra Ley de Extradición Pasiva. Además, existe una orden internacional de detención, una demanda de extradición, la solicitud de prisión emitida por la Fiscalía de Sao Paulo y una resolución de un tribunal de Brasil que acuerda la detención provisional del acusado.
Hace tres semanas ya fue extraditado a Brasil Thiago Brennand, un empresario de 43 años imputado por violación, abuso, agresión y otros crímenes contra mujeres, algunas de ellas menores de edad. Su caso se ha convertido en un símbolo para las organizaciones que combaten la violencia machista. El acusado llegó al aeropuerto internacional de Sao Paulo esposado y escoltado por agentes de la Policía Federal, que fueron a buscarle hasta Emiratos Árabes Unidos, donde había huido.
El ministro de Justicia, Flávio Dino, afirmó en Twitter que esperaba que este «caso de cooperación internacional» sirviera como mensaje «para otros agresores». En su opinión, esta actuación significa «una victoria de la justicia sobre la impunidad». Días antes de ser extraditado, Brennand intentó sin éxito fugarse a Rusia.