Diego 'El Cigala' será juzgado por vejaciones y malos tratos habituales a su exmujer
La magistrada acusa directamente el artista tras encontrar «indicios racionales bastantes» entre las declaraciones tomadas en su contra
El artista Diego Ramón Jiménez Salazar, conocido como ‘El Cigala’, será juzgado acusado de tres delitos: maltrato habitual, maltrato agravado en domicilio familiar y vejaciones continuadas contra su exmujer. Así lo ha dictaminado la jueza encargada del caso, que se inició dos años atrás con una denuncia por parte de la afectada, tal y como ha informado Caso Abierto.
El 10 de junio del 2021, Diego ‘El Cigala’ fue detenido en un hotel por un presunto delito de violencia de género, tras una denuncia por parte de su exmujer. Hoy, dos años después, se han producido avances en la investigación, y la jueza encargada de este caso, tras recopilar una serie de pruebas, ha ordenado que se siente en el banquillo para ser juzgado como autor de tres delitos.
La magistrada, por tanto, acusa directamente el artista, tras encontrar «indicios racionales bastantes» entre las declaraciones tomadas en su contra, así como la visualización de mensajes de texto e imágenes aportadas por parte de la denunciante. Entre todas las pruebas recopiladas, destacan también las declaraciones de diversos amigos de las familias, así como propios integrantes de las mismas.
Auto de la jueza
En su auto, la jueza encargada del caso recopila una serie de factores y de hechos que han justificado que finalmente ‘El Cigala’ sea acusado de tres delitos. De esta manera, destaca: «De las diligencias practicadas ha quedado indiciariamente acreditado que durante su relación se dirigía a su pareja con expresiones como ‘puta, desgraciada, cómete mis mierdas, me cago en tus muertos’«.
Por otra parte, también considera que: «Con la finalidad de someter la voluntad de su pareja, el acusado la asfixiaba económicamente, privándole del sustento económico para ella y para sus hijos«. No hay que olvidar que, durante su relación, tuvieron dos hijos en común, de cinco y seis años respectivamente, junto a los que convivieron como una familia en República Dominicana por motivos de trabajo del cantautor.
La denunciante, además, ha declarado haber estado privada de sustentos económicos por parte de Jiménez Salazar, quien le amenazaba con no dejarle salir de casa ni ver a sus hijos, con miedo de que pudiera llevarlos con ella de vuelta a España. Además, ha asegurado en numerosas ocasiones que su por aquel entonces marido tenía serios problemas de adicción a los estupefacientes, llegando a explicar que ella y sus hijos «vivían en un ambiente de drogas y de miedo».
Presuntas agresiones físicas
Entre las muchas discusiones que tuvieron como matrimonio antes del divorcio, la denunciante destaca algunas en las que llegó a haber presuntas agresiones físicas. Así, por ejemplo, narra que, en el aeropuerto de Punta Cana le llegó a agarrar del brazo y zarandear fuertemente a la vista de todos, además de que, en el año 2018, en Barcelona, ella le recriminó una posible infidelidad, a lo que él contestó «propinándole patadas y golpes por todo el cuerpo».
Por otra parte, dice que el principal motivo de estas discusiones eran siempre las drogas, con las que el mismo reaccionaba violentamente, habiéndole llegado a agarrar del cuello en una ocasión. En otras declaraciones le acusa directamente de ser un controlador y una persona profundamente celosa: «Me insultaba, siempre me amenazaba con abandonarme, si yo no hacía lo que él quería se iba. Cuando le plantaba cara, me agredía (…). Yo me tapaba las lesiones hasta que se me iban. Él era muy celoso, me controlaba en todos los sentidos… Una vez me pegó con un pan en la cabeza porque llevaba los labios pintados de rojo y un pantalón ajustado. A nivel laboral, no me dejaba trabajar, me quería tener ahí para cuidarlo, es un gitano machista«.
Con todo esto, el acusado, Diego Ramón Jiménez Salazar, se defiende: «Jamás he puesto la mano encima a la madre de mis hijos». «Yo sufría maltrato psicológico(…) Cuando yo llegaba de un viaje quería un buen recibimiento, pero ella solo me hacía reproches, decía que no la llamaba y me amenazaba con destruir mi carrera», concluye.