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Tribunales

El dueño de la discoteca que ardió en Murcia estuvo acusado de un delito de estafa

El empresario Juan Inglés es desde 2018 el socio único de Teatre Murcia, donde han muerto 13 personas

El dueño de la discoteca que ardió en Murcia estuvo acusado de un delito de estafa

El empresario Juan Inglés Rojo en las puertas del juzgado en 2018.

El empresario murciano Juan Inglés Rojo es desde 2018 el socio único de Teatre Murcia, la discoteca en la que han fallecido este fin de semana 13 personas por culpa de las llamas. El local carecía de licencia y tenía orden de cierre desde hace un año. Inglés gestiona además una veintena de sociedades, según los datos a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE. Hace años estuvo acusado de un delito de estafa por una de las empresas de préstamos usureros de la que era socio.

El Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME) informó el 2 de noviembre de 2018 que Teatre Murcia comenzó a operar en septiembre de ese año. Su objeto social comprendía unos servicios muy amplios: restauración, cafetería, bares y discoteca, entre otros. Su domicilio social está localizado en la calle Isla Cristina de la capital murciana. Inglés inició la actividad con 3.100 euros.

Las discotecas Teatre y Fonda Milagros, incendiadas en la madrugada del domingo, no tenían licencia municipal. Sobre ellas existía una orden de cese de actividad desde enero de 2022. El local se dividió en dos para un uso por separado. Meses después, en marzo, la empresa presentó un proyecto de legalización que en ningún momento se concluyó.

Otras polémicas de Inglés

La sociedad hizo caso omiso del Ayuntamiento de Murcia. Ha estado funcionando sin licencia desde ese momento, según ha informado este lunes en rueda de prensa Antonio Navarro, concejal de Planificación Urbanística en Murcia. El Consistorio va a personarse como acusación particular en las causas judiciales que se inicien para depurar responsabilidades.

Otro de los locales de ocio que gestionaba Inglés en San Pedro de Pinatar, Flamingo San Pedro SL, ya registró un incendio en 2019. El Ayuntamiento reflejó hasta en dos ocasiones que tampoco tenía los permisos en regla, según ha avanzado El Confidencial. Las polémicas de este conocido empresario murciano no acaban ahí.

Captura del BORME sobre los datos de la empresa Teatre Murcia.

Hace una década fue acusado de delitos de escrituras falsas, estafa y apropiación indebida por sus labores en Omarcux, una empresa de préstamos de la que era socio. A pesar de que tuvo un breve paso por la cárcel de forma provisional, según informó La Opinión de Murcia, fue finalmente absuelto en septiembre de 2018. El propietario de Omarcux, que pudo pagar la fianza, no tuvo que pisar la cárcel. La que sí fue condenada fue la empresa como personalidad jurídica.

Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE sostienen que la empresa contactaba con gente sencilla y desinformada para ofrecerles ayuda o remunerar de forma generosa sus ahorros de toda la vida. Les prometía unos intereses superiores a los que el banco les pagaría en un plazo fijo. El inversor aceptaba y les entregaba sus ahorros recibiendo un «pagaré». Si no cumplían su parte, lo cual resultaba complicado, podría reclamar la deuda por vía judicial.

Salvar las propiedades

«Se centraban en personas indefensas. En una ocasión engañaron a un vendedor de lotería y se quedaron con la herencia que había recibido», explican las fuentes. La situación salió a la luz en octubre de 2015, tras el intento de desahucio de Francisco García Vázquez, que entonces tenía 68 años. El hombre solicitó un préstamo de 15.000 euros a Omarcux en 2004, con la que llegó a acumular una deuda de más de 200.000 euros.

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) denunció un delito de estafa contra García, que se enfrentó hasta a seis intentos de desalojo de la vivienda por no abonar el préstamo que había solicitado para comprarse un audífono. Omarcux le reclamó ante los tribunales la deuda contraída. Pretendía quedarse su vivienda y la de su hija, aunque no lo consiguió. Otras víctimas de esa práctica no corrieron la misma suerte, especifican los miembros de la organización antidesahucios.

La empresa de la que Inglés era socio se dedicaba a ofrecer préstamos de usura con unas condiciones de interés de entre el 20 y el 30% y unos plazos muy cortos de devolución. La deuda de García arrastró a toda su familia, que tuvo que acudir a los tribunales para salvar sus propiedades. «Mi suegro entregó la escritura de la casa, que incluía los dos pisos, el suyo y el mío. Tuvimos tres juicios, incluido uno por injurias que también ganamos», explica a este diario Antonio Ortega.

«Mi padre tenía a Juan Inglés como un amigo. Todavía hoy, con todo lo que ha pasado, sigue diciendo que entonces hubiera puesto la mano en el fuego por él», comentó la hija de la víctima a La Opinión de Murcia días después del sexto intento de desahucio.

Una deuda por un audífono

Pese a pagar de forma regular la deuda durante gran parte del tiempo, García se retrasó una semana en el pago de una mensualidad y, cuando trató de pagar en mano a un socio de Omarcux (entonces Créditos Murcia), nadie quiso aceptarlo. Tres meses después, fue notificado de que el proceso judicial se había iniciado.

«Tanto si es más como si es menos, tú me das 100.000 euros y lo arreglo todo», confesó Loli que le aconsejó Inglés. Además, le recordó un crédito que la familia había pedido a la entidad bancaria Cajamar y que satisfacían regularmente. Los prestamistas desaparecieron con las escrituras a su nombre y el contrato de alquiler a los de Antonio y Loli: «Durante casi cinco años intentamos ponernos en contacto para pagarles y recuperar nuestras casas, pero pasaron de darnos largas a desaparecer».

Meses antes de que la denuncia prescribiese, los perjudicados recibieron una citación por impago de alquiler. Ese mismo día Inglés acudió a su casa para recomendarles no ir al juicio: «Nos dijo que no hacía falta, que nos traería otro papel y lo solucionaría», explicó la hija de García a la prensa local. Su marido no se fió y decidió acudir. Durante la vista, el juez se percató de lo extraño que era que en cinco años Omarcux no hubiese solicitado el pago de los recibos y ni si quieras existiesen.

«O son muy buenas personas o son unos estafadores», le transmitió el juez a Loli, según rememoró en La Opinión de Murcia. Desde ese momento, el tiempo empezó a pasar en contra de los deudores. Omarcux ha vuelto a cambiar de nombre. Ahora se llama Iniciativa Única 62 SL, aunque ya no existe rastro de Inglés.

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