La Fiscalía pide dos años y medio de prisión para Rubiales por el beso a Jenni Hermoso
El Ministerio Público solicita un año por un presunto delito de agresión sexual y el resto por coacciones
Dos años y medio de prisión e indemnizar a la víctima con 50.000 euros. Esa es la pena que solicita la Fiscalía para Luis Rubiales por el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso. Un año por un presunto delito de agresión sexual y el resto por otro de coacciones. El magistrado Francisco de Jorge decidió hace dos meses abrir juicio contra el expresidente de la Federación Española de Futbol (RFEF). El Ministerio Público también pide un año y medio de cárcel por supuestas presiones para otros tres acusados, entre ellos el ex seleccionador nacional Jorge Vilda.
Rubiales será juzgado en las próximas fechas después de que el juez de la Audiencia Nacional apreciara indicios suficientes para hacerlo a finales de enero. El expresidente de la RFEF besó sin consentimiento a Hermoso el pasado 20 de agosto, durante las celebraciones por la conquista del Mundial de fútbol femenino en Sídney (Australia). El juez también planteó sentar en el banquillo a Vilda; al director deportivo de la Selección, Albert Luque; y al antiguo responsable de marketing de la federación, Rubén Rivera, por supuestas coacciones a la jugadora.
De Jorge concluyó que el beso a la jugadora «no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva» de Rubiales, tal y como sostenía la jugadora. Este miércoles la Fiscalía ha anunciado sus peticiones para los acusados. En el caso del expresidente de la RFEF solicita un año de prisión por un presunto delito de agresión sexual y otro año y medio por coacciones. Además, pide que mantenga la libertad vigilada durante dos años y que no pueda comunicarse a Hermoso ni acercarse a menos de 200 metros durante cuatro años.
Las excusas de Rubiales
La Fiscalía de la Audiencia Nacional solicita que el expresidente de la RFEF indemnice a la jugadora con 50.000 euros por la presunta agresión sexual. También pide que Rubiales participe en otra compensación por la misma cantidad que deberían abonar de forma conjunta y solidaria Vilda, Rivera y Luque.
El juez instructor abrió juicio contra Rubiales al considerar que la finalidad erótica o el estado de euforia y agitación experimentado como consecuencia «del extraordinario triunfo deportivo» son elementos cuyas consecuencias jurídicas deberá valorarse en el juicio oral ante el órgano encargado del enjuiciamiento. De Jorge indicó en su auto que el beso en los labios «afecta a la esfera de la intimidad reservada a las relaciones sexuales, en particular en el contexto de dos personas adultas».
Respecto a la conducta de los otros tres investigados, consideró que existen indicios de una acción concertada acordada con Rubiales «para doblegar la voluntad de Hermoso y conseguir que accediera a grabar un vídeo en el que dijese que el beso había sido consentido». Estos hechos, según el juez, podrían ser constitutivos de infracción penal conexa con el delito principal indiciariamente atribuido al que fuese presidente de la RFEF hasta septiembre, cuando dimitió tras enrocarse inicialmente en el cargo.
El pasado 2 de enero, Hermoso ratificó ante el juez que el beso fue inesperado y, en ningún momento, consentido. La futbolista dio las mismas explicaciones ante la Fiscalía en octubre. Entre otras cosas, explicó que, cuando bajó de la tarima, contó lo sucedido a sus compañeras Alexia Putellas e Irene Paredes. Ante el juez, Rubiales defendió que el beso fue «una muestra de afecto» que se produjo de forma «natural», que se trataba de «una celebración totalmente extraordinaria» y que preguntó a la jugadora antes de besarla.
«Hostigamiento constante»
Una versión que niega la actual jugadora del Tigres mexicano, que asegura que Rubiales le dijo que el Mundial lo habían ganado gracias a ella y luego pegó un brinco. «Lo siguiente ya fue sus manos en mi cabeza y ya ahí no escuché nada más. Me vi con el beso en la boca y ya directamente me bajé a la tarima con mis compañeras», insistió Hermoso.
Hermoso también relató al juez la situación que vivió tras aquel episodio, tanto en el vuelo de regreso a España como durante las celebraciones posteriores en Ibiza. La delantera afirmó que sufrió «hostigamiento constante» de varios acusados, algo que alteró su vida normal produciéndole «tristeza y desasosiego».
La jugadora insistió durante su comparencia que su familia también recibió presiones durante el vuelo de regreso a España. De hecho, el hermano de la futbolista ya relató que Vilda se le acercó para advertirle de «consecuencias personales y profesionales».