«La pandemia no ha amansado las demandas excluyentes ni mitigado las obsesiones identitarias, pero al menos durante unas semanas las ha colocado donde corresponde: en la extravagancia, el egoísmo y la escandalosa insolidaridad»
«El Ejecutivo formado por PSOE y Podemos pretende hacer pasar por desinformación la crítica legítima a la gestión de su crisis»
«Ahora el Consejo de Ministros infunde el miedo hacia un Estado connivente con la violencia sexual»
«El Gobierno de España se arrodilla ante el gobierno autonómico más desleal y empeñado en dinamitar la convivencia entre españoles»
«Que Sánchez haya puesto más esfuerzo en defender la Constitución para sacarse de encima a Iglesias que para velar por los catalanes sometidos a los abusos del nacionalismo es de un cinismo atronador»
«Somos más los mayores de edad que no tenemos necesidad de ser coprotagonistas de la revolución adolescente de Carmen Calvo»
El PSOE ha vivido durante dos campañas electorales consecutivas de la amenaza de la ultraderecha y, sobre todo, de las acusaciones hacia PP y Ciudadanos, de quien decía Sánchez estaban dispuestos inmolar sus proyectos políticos para entregarse a Vox.
Que el cartel que anunciaba el regreso de Pablo Iglesias a la primera línea de la política no sólo no fue un error de alguien ajeno a la cúpula de Podemos sino que además estaba perfectamente calculado y pensado es una evidencia prácticamente para cualquiera. Ese ‘vuelve’ en mayúsculas acompañado de un plano trasero del líder arropado por las masas tiene toda la intención de retratar el momento como algo ansiado no sólo por los acérrimos sino por el propio Iglesias, y desliza además la idea de que su retiro ha sido algo forzado y casi forzoso, como si hubiera sido destinado a una misión especial aceptada de mala gana. Las odas a los permisos de paternidad pierden toda credibilidad cuando se presentan como un lastre en la carrera política del macho alfa. De hecho, el propio Iglesias aseguró en la tribuna del Congreso ser favorable a esa medida de conciliación con la siguiente prevención: “quiero que haya una ley que me obligue a hacerlo [a cogerse el permiso]”. Vamos, como si se tratara del servicio militar.
Una de las cosas buenas de todos estos años ha sido el comprobar no sólo la legitimidad sino la altura moral de creernos un verdadero proyecto común.