En cuanto a la misión puramente investigadora, la OSIRIS-REx, que fue lanzada con éxito desde Cabo Cañaveral hace unos días, debería encontrarse con Bennu en 2018. La idea de los investigadores es que se pase dos años estudiando el asteroide y que recoja algunas muestras para regresar a la Tierra con ellas. Los investigadores de la Agencia Aeroespacial están seguros de que se puede realizar un análisis sobre su composición y, por tanto, sobre el origen de nuestro sistema solar hace más de 4.500 millones de años.
La NASA espera también que la sonda logre variar la actual trayectoria del asteroide ya que, según los cálculos de los científicos, podría impactar contra la Tierra. Es verdad que dentro unos cuantos años, allá por el siglo XXII, pero los en la Agencia Espacial Norteamericana prefieren evitar cualquier riesgo. “Vamos a estudiar, no solo la emisión térmica que sale de Bennu, sino que también vamos a producir un modelo global para asegurarnos que entendemos la dinámica subyacente”, lo cual permitirá “predecir dónde estará Bennu en el futuro y aplicarlo a otros asteroides peligrosos, para entender los riesgos de impacto».