
Je suis Charlie et Je suis Tel-Aviv
En recuerdo de nuestros compañeros periodistas de Charlie Hebdo y en recuerdo de las víctimas inocentes asesinadas en una cafetería de Tel-Aviv la pasada semana: los asesinos son siempre los mismos.
En recuerdo de nuestros compañeros periodistas de Charlie Hebdo y en recuerdo de las víctimas inocentes asesinadas en una cafetería de Tel-Aviv la pasada semana: los asesinos son siempre los mismos.
En junio se intentó una barbarie, cuando un francés trató de volar unos depósitos de gas tras decapitar a su jefe, otro intento de un marroquí en el tren Thalys que contaba con un arsenal y el último, un joven de Toulon que preparaba un atentado terrorista contra la base naval.
Ahora el Charlie del perrito perseguido busca la complicidad de todos, pensando en la frase de las pancartas: Yo soy Charlie.
El sueño impotente de deambular en un mundo de paz, manchado por la sangre; por las palabras de aquellos individuos que envenenan conciencia y verdad para marchitarnos. Me encuentro afligida.
Toda esta campaña de solidaridad ha permitido sanear las finanzas del semanario francés, muy debilitadas hasta antes de los atentados, aportando unos 30 millones de euros aproximadamente.
De modo que menos fariseísmo y menos buenismo, porque ni el uno ni el otro son cristianos. La madre, la Santa Madre Iglesia y la Casa de Dios son, en el caso que nos ocupa, prácticamente lo mismo.
Admiro la capacidad propagandística de los franceses para hacer que se vendan siete millones de ejemplares del hebdomadario en cuestión. Pero me habría gustado el gesto de unos miles de parisinos no judíos ?solo unos pocos miles? que entraran a comprar en el supermercado judío.
Resulta como poco curioso. Y es curioso porque empleamos la palabra libertad con una banalización que olvidamos su significado más puro.
Pues no, yo no soy Charlie, y yo no me manifestaría con tipos tan poco recomendables como estos, que mienten tanto, que cargan en sus carteras presidenciales y ministeriales tanto cinismo y tanto fracaso en el combate de este terrorismo insoportable.
¿De qué lado estás tú, Diedonné?. Desde el de tres terroristas que matan a varios policías, periodistas y rehenes?.
Tampoco soy musulmán (prefiero el jamón a los dátiles). Ni soy católico, ya que estudié en un colegio de curas y vi la luz. Ni tengo la nariz tan grande como para ser judío. Gracias a Dios, soy agnóstico. Practicante.
¿Existe o debería existir alguna barrera para el humor? ¿escenas supuestamente divertidas pero que denigran,ofenden o humillan a un colectivo deben ser permitidas?
Creo que estamos ante una profesión que sufre gravemente de una enfermedad que he autodenominado periocentrismo. Sobran periodistas que creen que el periodismo está por encima de todo y (casi) de todos.
La risa no impone ninguna prohibición; por el contrario, es una reacción frente a ellas. En consecuencia, el humor es una actitud no violenta fundamentada en la palabra
Poco después del ataque, a los miembros de nuestro Gobierno (el de la Ley Mordaza) se les llenaba la boca de palabras rimbombantes en defensa de la libertad básica y democrática de expresarse.
En su camino a la eternidad el color fue la sangre, el marco el terror y la banda sonora los alaridos de desesperación. No del todo idílico. Juntos como hermanos, sembraron el infierno en una sociedad que ridiculiza lo que para ellos es sagrado.
¿En que época estamos viviendo? Todos con el móvil de última generación, pero con una mentalidad pre-histórica que a los homo sapiens les daría pena ajena.
La muerte casi en directo de una redacción y de un policía representará desgraciadamente guerra e integrismo también en Occidente. Los imbéciles han convertido un acto de fanatismo en un acto de guerra para muchos en Europa.
Nadie nos va a parar, nadie nos va a decir qué tenemos que escribir o sobre qué podemos hacer una viñeta. La libertad de expresión es un derecho. Ellos, prefirieron matar a debatir.
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