«Nos encontramos en un contexto de ciber guerra fría», afirma Gérôme Billois, un responsable del gabinete de asesoramiento Wavestone, que percibe varios puntos vulnerables en el proceso electoral en Francia, según recoge la agencia AFP. Las listas electorales son digitales y, por lo tanto, vulnerables. A modo de ejemplo, cita la posibilidad de que programas informáticos provoquen «errores en la impresión de las listas, moviendo las líneas o borrando nombres, lo que tendría como efecto desacreditar la elección».
El voto electrónico, posible para los franceses residentes en el extranjero en algunos comicios, no se usará para las presidenciales porque se considera poco fiable. Además, persisten las dudas sobre las máquinas de voto electrónicas, usadas en unos cincuenta municipios. El director de la Agencia Nacional de Seguridad de Sistemas de Información (ANSSI), Guillaume Poupard, abogó la semana pasada ante la Asamblea Nacional por extender la moratoria adoptada en 2007 sobre estos aparatos.
Al margen del foro, el ministro del Interior, Bruno Le Roux, aseguró a AFP que pondrá en marcha «todas las protecciones que eviten intrusiones en el proceso electoral», para «que sobre el candidato o candidata elegido no recaiga ninguna sospecha» respecto al recuento de votos.