«Continuando con las operaciones que el Estado Islámico está llevando a cabo contra el protector de la frontera, Turquía, un heroico soldado del califato ha irrumpido en una de las discotecas más famosas donde los cristianos celebran sus vacaciones apóstatas», ha manifestado Daesh en un comunicado. Más allá de esta reivindicación, se mantiene la falta de informaciones concretas sobre el perfil del autor que, pese a lo que se había dicho en un primer momento, no entró en el club nocturno disfrazado de Papá Noel. Sobre su identidad nada se ha dicho salvo que, según ISIS es uno de sus combatientes. Previamente, el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Murat Karayilan, había negado la implicación de alguna organización kurda en la masacre, según la agencia de noticias Firat, próxima al PKK.
Imágenes de vídeos hechos públicos permiten ver al asaltante antes de entrar en la discoteca disparando contra un policía y un civil que se encontraban en la puerta del exclusivo club Reina. Después comenzó a disparar contra las cerca de 700 personas que se encontraban en el lugar. La televisión NTV afirmó que el atacante había disparado entre 120 y 180 veces durante unos siete minutos sembrando el pánico, lo que hizo que incluso algunas personas se lanzaran a las gélidas aguas del estrecho del Bósforo para escapar de la matanza.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha declarado que la matanza buscaba sembrar el caos, pero ha prometido que el país no se doblegará ante la amenaza terrorista en la que, además de 39 muertos hay 65 personas heridas, algunas de extrema gravedad. Entre los fallecidos hay 27 extranjeros, ha informado la agencia de prensa turca Anadolu citando una fuente del Ministerio de Justicia. En cuanto a las investigaciones, el primer ministro turco, Binali Yildirim, aseguró que las pesquisas estaban siendo «muy minuciosas» para identificar al agresor. «Las operaciones de búsqueda del terrorista están todavía en curso. Espero que sea capturado rápidamente», declaró por su parte el ministro del Interior, Suleyman Soylu.
El ataque, ocurrido a pocas horas del Año Nuevo, golpeó al país que, en 2016 ya había sufrido una ola de atentados atribuidos al grupo autodenominado Estado Islámico y a rebeldes kurdos, además de un golpe de estado fallido y la represión posterior por parte del presidente Erdogan. Las autoridades turcas habían anunciado un despliegue de 17.000 policías en Estambul en el marco de los festejos del Año Nuevo ante el temor a un atentado en alguna ciudad europea.