«Quien, valiéndose de una educación sentimental forjada en Disneylandia, celebra el hundimiento de las estatuas que le incomodan, olvida algo que desde Heráclito es bien sabido: que la vida es conflicto»
«No se puede pretender tener la razón de antemano siempre. Hay que atreverse a tener razón cada vez, y a no tenerla»
¿Es un autoritarismo tecnocrático la única solución para países como Ruanda, como sugiere la comparación con el resto del continente africano?
En esta disolución por fascículos, ETA acaba de publicar su “declaración final al Pueblo Vasco”. La gramática del documento es más infame que la moral de la banda terrorista. Y hasta hacen gala de alguna que otra falta ortográfica. ETA da por concluida su “actividad política”. El eufemismo está logrado y se cuenta solo. Pero ETA dice adiós para quedarse. Los etarras consideran que, si bien ha concluido un ciclo y su función “liberadora”, seguirán con su lucha “responsable y honesta”. Cada uno, eso sí, en el lugar que decida. Y es que el “conflicto” continúa hasta que consigan sus objetivos. Por cierto, un “conflicto” que enfrenta a Euskal Herria “contra los estados”. Parece que todos: los habidos y por haber. Lo que se contradice con su esperanza de construir un “Estado Vasco”. ETA dice adiós porque los “estados”, léase España, están débiles y temerosos. Y aún querrán que los felicitemos.
El último vídeo difundido por ETB sobre las agresiones de Alsasua hace tambalear la argumentación de la acusación de que los agentes de la policía estuvieran sometidos a una brutal paliza.
Nací en Bilbao y pasé toda mi infancia consciente y los inicios de la adolescencia en Orense. Cuando a los 14 años volví al País Vasco, mi sueño de futuro era terminar siendo un periodista. Sin embargo, el regreso hizo que me decidiera por la historia.
Tiene escrito en algún sitio Sánchez Ferlosio que decir que el tiempo todo lo cura es aceptar que el tiempo todo lo traiciona. Uno de los narradores de Graham Greene lo expresa así: por más que usemos superlativos o nos demos golpes en el pecho, nadie muere por amor y eso nos convierte en comediantes. O sea, en usufructuarios de ideas y sentimientos que cambiamos por otros cuando toca. Sin embargo, de ETA no puede decirse semejante cosa: siguen siendo lo que fueron. La diferencia es que hace tiempo que ya no pueden hacer lo que solían.
Siria es desde hace años el centro de la nueva guerra fría, un conflicto local pero en el que están bregados dos grandes bloques del terreno internacional. Por un lado están los Estados Unidos, con sus aliados, y por el otro Rusia e Irán.
El aparente conflicto social en el que desembocó la muerte de un mantero en Lavapiés la semana pasada no fue más que una construcción artificial para amortizar una rabia acumulada. No es una rabia muy concretada sino difuminada en diversas causas sociales: una característica de muchos movimientos sociales y activistas es su necesidad de activarse de vez en cuando en la calle para legitimarse y autoafirmarse.