Congreso PP

El PP se reconoce

El PP se reconoce

El PP, en fin, de momento se reconoce. Ahora falta que lo reconozcan los ciudadanos, a los que Casado no podrá dirigirse con los mismos trucos sentimentales, guerreros, privados, del otro día. Pero todo a su tiempo. El pequeño y joven Casado acaba de terminar con algo que parecía eterno: el marianismo, que era como el culto druida a un árbol con cara de viejo.

El valedor de las esencias

El valedor de las esencias

No tiene reparos en declarase católico y de derechas. Neoliberal en materia económica y conservador en el resbaladizo terreno de la moral. Si en España existieran los neocons podría servir de representante modelo. Pero en Europa todavía pesa una mínima defensa del Estado del Bienestar de la que no abjura ni el más radical de los desreguladores. Cita sin complejos (aparte del obligado Churchill), a Reagan o Thatcher. Nacido en Palencia en 1981, cursó estudios elementales, bachillerato y la carrera de Derecho siempre en centros privados o concertados con marcado marchamo católico.

Casado advierte a Santamaría de que "la soberbia no hace ganar congresos"

Casado advierte a Santamaría de que "la soberbia no hace ganar congresos"

El candidato a la presidencia nacional del PP Pablo Casado ha advertido a su contrincante, Soraya Sáenz de Santamaría, de que «la soberbia no hace ganar congresos pero sí perder elecciones» y ha defendido que, frente a esta actitud, su proyecto representa la «humildad, la cercanía y dar la cara siempre por el partido». Así lo ha dicho Casado en un acto en la Explanada de España de Alicante en el que ha estado acompañado de algunos de los principales cargos del PP en la provincia, como el presidente de la Diputación y alcalde de Calpe, César Sánchez; el alcalde de la capital, Luis Barcala; el candidato en Elche, Pablo Ruz, y otros primeros ediles como Antonio Bernabé (Benejúzar), Teresa del Monte (Bigastro) y Emilio Fernández (Redován).

Casado no interesa a Ciudadanos

Casado no interesa a Ciudadanos

Más allá de la sombra del Máster amañado, Pablo Casado representa la voluntad de cierta higienización de la derecha española. En tiempos de macronismo y ‘juventud, divino tesoro’, el treintañero vicesecretario de Comunicación, aun perdiendo por exiguo margen la votación de la militancia frente a Sáenz de Santamaría, parece tener más posibilidades de presidir el Partido Popular que su principal rival político. En la votación de los compromisarios del partido en el congreso del 20 y el 21 de julio deberá buscar el apoyo de los delegados de Cospedal, Margallo y García Hernández. No hace falta ahondar en las explicaciones de por qué con Cospedal lo tendrá fácil.

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