
Íñigo Errejón o cuento de Navidad
Me enfrentaba yo estas navidades laicas sin mucha fe, como es normal, pues son laicas y nada tienen de navideños los centros comerciales ni las publicidades televisivas ni las promesas que cada negocio exhibe estos días en sus escaparates. Era tarde y el cielo se oscurecía como la cara de alguien que se preocupa. Como esta Europa. Acababa de desactivar mi cuenta de Facebook después de tres años “enredado”, harto de haberme convertido en un producto literario, cómplice de la endiablada maquinaria de la sociedad trasparente.