Juegos olímpicos y no tan olímpicos
«El deporte estaba presente en todos los aspectos de la vida de la Grecia antigua y constituía un símbolo de civilización»
«El deporte estaba presente en todos los aspectos de la vida de la Grecia antigua y constituía un símbolo de civilización»
El Prado ha abierto una sugerente exposición, ‘Arte y transformaciones sociales en España, 1885-1910’
«¿Cómo ignorar en nuestras vidas el filo del mal, de la pobreza, de la enfermedad, del hambre, de la desesperación o de la guerra?»
«Ninguna acción política tiene más naturaleza que la que le otorga el dedo divino del Presidente, y así lo reconocen sus fieles»
El periodismo y la literatura marcan la trayectoria profesional de Fermín Bocos (Santander, 1949)
«Sánchez dijo buscar votos bajo las piedras y allí es donde encontró los escorpiones y babosas que ha adoptado. Con ellos hará su nido de amor»
«Oppenheimer no fue un moderno Prometeo, que roba el fuego a los dioses para el disfrute de la humanidad. Fue un cómplice voluntario del dios Ares»
«La idea de la existencia o inexistencia de Dios lo cambia absolutamente todo, es la clave de bóveda de cualquier posible explicación del mundo»
En estos momentos hay cerca de 470 incendios que afectan a casi tres millones de hectáreas de bosque
Un grupo de arqueólogos ha descubierto por primera vez en México un templo dedicado a Xipe Tótec, uno de los dioses prehispánicos que tuvo más importancia en esta época. El nombre de la deidad significa «nuestro señor desollado» y a él se le dedicaban rituales de desollamiento humano, según ha informado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Dios ha muerto… nosotros lo hemos matado”, con esta famosa frase empieza el Dr. Peterson su clase. “Muchos se equivocan al pensar que esto lo decía Nietzsche alegremente. Todo lo contrario. Él sabía que el vacío de Dios lo tendría que ocupar alguna ideología de segunda mano, como el marxismo o el fascismo. Nietzsche, al igual que Dostoievski, fue el gran profeta de los baños de sangre del siglo veinte…”.
Ser occidental es ser mestizo. Llevamos en nuestras cabezas el cóctel de dos mundos que ningún sabio de hace dos mil años hubiera podido imaginar que acabaran mezclados. Por un lado, la cultura grecorromana, con sus dioses hermosos, sus generales triunfantes, sus argucias argumentativas en la academia y en el foro, sus esclavos. Por otro lado, el pueblo de los judíos, con su Dios sin forma, siempre derrotados por el último imperio en boga, hechos a la vida del desierto a través del que, cuentan, una vez escaparon de algún faraón.
No recuerdo ahora qué historiador explicaba que, para nuestros ancestros, nosotros somos dioses, porque conocemos su futuro. Lo conocemos tan bien, de hecho, que a veces, más que en dioses, nos erigimos en poetas capaces de dar forma de relato a dilatados fragmentos históricos, acaso carentes de más consistencia que la que quiera darles una imaginación erudita.
El décimo día del festival, las mujeres preparan una mezcla de arroz, yogurt y bermellón conocida como tika. Los familiares más mayores ponen este mejunje en la frente a los más jóvenes en señal de bendición. El color rojo simboliza la sangre que mantiene unida a la familia. Este festival es muy importante porque recuerda cada uno de los principios universales como la verdad, la justicia y la virtud que deben prevalecer sobre el engaño, la injusticia y la maldad.
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