THE OBJECTIVE
Félix de Azúa

La sorpresa

«Sánchez dijo buscar votos bajo las piedras y allí es donde encontró los escorpiones y babosas que ha adoptado. Con ellos hará su nido de amor»

Opinión
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La sorpresa

Ilustración de Alejandra Svriz.

El pasado miércoles 27 Feijóo perdió la elección a presidente del Gobierno, pero Sánchez perdió mucho más. Todos sabíamos que era un desequilibrado, pero esta vez ha mostrado síntomas que producen auténtica alarma, no ya por su deteriorado estado mental sino por la exhibición de asco y desprecio hacia todos los españoles, incluidos sus propios votantes.

Ya sabemos que para este narcisista no hay más que un ciudadano, Pedro Sánchez. Todos los restantes son un ornamento para su divina personalidad. Por esta razón no defendió ninguna posición el día de la candidatura. Su superioridad le impide compartir el diálogo con un mortal como Feijóo, tan inferior, tan insecto, comparado con la grandeza del elegido de Dios. De modo que puso en su lugar a un payaso de Valladolid que, por esas paradojas de la vida, le representó muy adecuadamente.

El desprecio de Sánchez no era sólo contra el mortal Feijóo, sino también contra toda la cámara de representantes, del mismo modo que se ha estado burlando todas las veces que ha querido de las sentencias judiciales. ¿Quiénes son estos individuos para enjuiciar a quien está por encima de la ley de un modo natural y evidente?

Por eso, en una de las últimas reuniones públicas con el conjunto de sus aplaudidores a sueldo dijo que Feijóo sólo pretendía evitar que hubiera un gobierno socialista. Y luego, tomando aire y agitando los brazos, añadió con una entonación farisaica, «¡Pero habrá gobierno socialista!». Aplausos desmedidos. Sin embargo, en realidad lo que se dirimía en estas elecciones no era si habría o no un gobierno socialista, sino un gobierno sanchista o social-separatista.

«Feijóo ha perdido unas votaciones, pero Sánchez ha perdido lo poco que le quedaba de humano»

Sabe perfectamente que sus aplaudidores están al tanto de esta singularidad, pero les miente como miente a todos sus votantes, a los que jura que nunca concederá una amnistía, etc., y eso es justo lo que hace para comprar los votos que le faltan. Da lo mismo, él tiene la certeza de que sus votantes son particularmente inferiores, incluso más que Feijóo, y que le seguirán votando haga lo que haga porque están deslumbrados por su potente luminosidad divina.

Bien. Feijóo ha perdido unas votaciones, pero Sánchez ha perdido lo poco que le quedaba de humano. Ahora es un dios y por lo tanto, como todos los dioses antiguos, él no lo sabe, pero está muerto. Se dice mucho que vive dispuesto a todo con tal de conservar el poder, pero se olvida que eso es justamente lo que caracteriza a tipos como Maduro, Perón, Castro o Franco, tiranillos latinos. A esa categoría sobrehumana pertenece Sánchez. No es como nosotros. Y eso ha sido lo inesperado. Dijo buscar votos bajo las piedras y allí es donde encontró los escorpiones y babosas que ha adoptado maternalmente. Con ellos hará su nido de amor.

El viernes 29 fue el segundo y último acto. Lo perdió, como es natural. Lo próximo será ver qué contorsiones sabe hacer Sánchez para vender la amnistía.

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