
Mano izquierda, cabeza derecha
Parece un príncipe en su trono de líquido amniótico capaz de desplazar al Rey del centro mediático. Del mío, por supuesto, y si a usted aún no le ha seducido es porque no se fijado bien. Es un príncipe preocupado, cierto, con la mano sobre la boca y los nudillos apretados.


