Piedad frente a indulto
«Muchos somos defensores de la piedad. Pero para el perdón, es decir, el indulto, debe haber arrepentimiento previo»

«Muchos somos defensores de la piedad. Pero para el perdón, es decir, el indulto, debe haber arrepentimiento previo»
«La generosidad es, siempre, un atributo que corresponde al vencedor, y quizá sea hora de que el Estado asuma que, en términos jurídicos y políticos, lo ha sido»
«Estamos más cerca del modelo norteamericano: el perdón concedido a los amigos del poderoso»
Joaquim Torra ha anunciado, solemne, tras conocer las acusaciones presentadas por la Abogacía del Estado y la Fiscalía, que “el pueblo catalán” no apoyará los presupuestos generales del Estado y que, además, retira el “apoyo” al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Decía Gloria Fuertes en uno de mis poemas favoritos que por la tarde le crecía la barba de tristeza. “La gente no nota nada. / ¡Qué alegre es Gloria!- dicen al paso. / Sólo mi espejo sabe que tengo / pena de Cristo / barba de Cristo resucitado”. Yo de pequeña iba a una escuela de educación infantil que se llamaba Gloria Fuertes y pensaba que era una santa, viendo ahí su foto por todos lados, como una hembra cándida e imposible. Después, cuando llegué a Maristas en primaria, me encontré con otra mirada que salía de las paredes: la de Marcelino Champagnat, que aún era beato. Un día, la profesora de Francés nos contó que Marcelino en realidad era feo, pero que lo habían pintado atractivo porque sino dime tú a mí qué hacemos con todas las agendas, las sudaderas y los pósters impresos con la cara de un tío horripilante. Se nos habrían quitado las ganas de hacer el bien.
Algo patético perdura en un hombre despojado de la majestad a la cual estaba acostumbrado. Tal vez sea ese atisbo de arrogancia, de desafío, al lejano eco de otros tiempos cuando era dueño y señor de su mundo.