Si no quieres que se sepa, no uses Whatsapp
Me he permitido el lujo de apropiarme de un viejo proverbio Chino, para titular mi columna de hoy, y es que si no quieres que se sepa, ni se te ocurra comunicarlo por Whatsapp.
Me he permitido el lujo de apropiarme de un viejo proverbio Chino, para titular mi columna de hoy, y es que si no quieres que se sepa, ni se te ocurra comunicarlo por Whatsapp.
¿Suárez, Suárez…? Mucho político joven tuvo que echar memoria wikipédica antes de hacer sus declaraciones, eso sí, con contundencia: «Siempre será un modelo» o «el mejor político desde Maura».
Buscando qué se comentaba en las redes sociales sobre el fallecimiento de Adolfo Suárez, caí en la cuenta de Twitter del periodista especializado en fenómenos inexplicables Iker Jiménez.
Paradoja, que unos cuantos espabilados se beneficien de la memoria de un enfermo de Alzheimer. Pues en esas estamos. Otra vez el culto al fiambre provoca elogios entre quienes detestaron a Suárez.
Cada vez nos lo ponen más fácil. Los móviles se adaptan tanto a las personas que ahora ya podremos caminar y escribir a la vez sin preocuparnos por la farola o la caca de perro que nos esperan en el siguiente paso.
Ha tenido que morir un ex-presidente para volver a ver imágenes tan poco habituales como necesarias. Adolfo Suárez ha conseguido lo que parecía imposible: que al menos durante unos días, hayamos vuelto a escuchar palabras como unidad, consenso y concordia.
Salir sin él a la calle equivaldría para mí a salir sin pantalones. No pueden pasar 5 minutos sin echarle una mirada. Me cuesta mantener conversaciones largas y lo necesito siempre a mi lado para refrescarle y seguir hablando.
Queremos superiores que tengan dos cojones. Es una de las consignas que gritaban ayer algunos de los agentes que se manifestaron para protestar por lo sucedido tras la megaconcentración del sábado en Madrid.
El lenguaje no es neutro, y todos sabemos que cuando elegimos una u otra expresión para comunicarnos con nuestros amigos, familiares, clientes o compañeros de trabajos estamos marcando el paso de nuestras relaciones diarias.
La solemnidad ha hecho acto de presencia en las inmediaciones del Congreso de los Diputados para despedir al amigo fiel; al hombre que ayudó a restablecer las libertades; al primer presidente de la democracia.
El lugar común es decir que Adolfo Suárez fue el equivalente de Antonio Cánovas para la Transición. Suárez fue un político puro en todos los sentidos de la palabra, incluso en el maquiavélico.
Desaparece hoy un político de los pocos que encarnó la virtú política para ser uno de los conductores de la transición que dio origen al régimen político español actual.
Adolfo Suárez Illana compadecía (porque en esta situación compadecía es más acertado que comparecía) para decir que el final de la vida de su padre es inminente, tan inminente que calcula a ojo que se producirá en unas 48 horas.
Esta semana hemos asistido al nacimiento de un nuevo género periodístico: el pre-obituario. Mientras escribo estas líneas, los presentadores de un informativo de televisión aportan todo tipo de detalles acerca del futuro funeral de Estado de Adolfo Suárez.
Lo del robo periodismo no consiste en que un redactor le birle una noticia a otro, cosa harto común por otro lado. Es peor. Se trata de que un robot reemplace la labor de un humano.
Resulta raro que, sobre un asunto que tantos comentarios suscita, la información sea tan escasa. No parece creíble que pueda desaparecer sin rastro un avión de esa envergadura. No hay precedentes.
Es increíble cómo Internet se ha convertido en algo cotidiano en nuestras vidas. Jamás podrían imaginar sus inventores que 50 años después toda nuestra vida acabaría teniendo un reflejo digital en ella.
Ha sido tanto el achicamiento de espacios para la intimidad que la misma noción de lo íntimo ya sólo nos remite al gremio de la lencería.
¿Sabes ese momento en el que tienes que decir algo muy importante y no tienes cobertura? Pero importante de verdad, de llamada urgente necesaria. Tenemos tantas formas de comunicarnos, que consideramos cualquier mero detalle digno de mención.
Nuestro hijo mayor, Gonzalo, vivió unos pocos días. Días plenos, porque fueron ‘toda’ su vida. Días de dolor, con esa parte dolorosa de misterio en las razones y de plenitud por su destino.
El régimen venezolano es monopolista. Posee el monopolio del uso de la violencia y el monopolio de la información.
La cara es el espejo del alma. Y el calzado también. Mirad la cara de alguien y luego mirad sus zapatos y comprobaréis que se parecen. Nada expresa mejor la ausencia que el calzado vacío.
En esta España, en la que no pasa el tiempo, el cambio del tiempo es lo único que pasa. Aquí, sólo se cumplen las previsiones meteorológicas. Las electorales, ni de casualidad.
Una de las secuencias más impactantes de La Lista de Schindler muestra a una niña judía que vaga perdida con su abrigo rojo entre la multitud en blanco y negro camino del campo de concentración.
El director de «El Mundo» ha dimitido por presiones del Gobierno señalando además que se siente vigilado desde que su periódico ha comenzado a publicar información sobre el caso Bárcenas.
En España 4.400 periodistas han perdido su trabajo en más de 70 medios que han cerrado.
Cuando unas de esas trágicas noticias no hace que se te remuevan las tripas, es como si no existiera
Es el gran momento de emprender nuevos vuelos a nuevos mundos. De compartir preguntas con los lectores en vez de repetir lemas
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