En cinco pasos, tratando de ser lo más pedagógico posible, voy a intentar demostrar por qué me parece que la decisión del Tribunal superior del Land Schleswig-Holstein, sobre la posible entrega de Carles Puigdemont por los delitos de rebelión y malversación, no es en realidad la consecuencia del escrutinio europeo de la judicialización del procés que viene denunciándose desde el independentismo y parte de la opinión pública española, sino un exceso de jurisdicción que pone en crisis el espacio judicial supranacional y el proceso de integración mismo.
La primera imagen de la que quiero hablarles muestra la mirada preocupada de Joaquín Almunia.