El primer naufragio fue el pasado miércoles, cuando se hundieron 600 personas. Algunas de ellas, unas 100, aún siguen desaparecidas. El jueves se produjo otro naufragio y, según los testimonios de los supervivientes, hay unos 400 desaparecidos, 40 de ellos son niños. El recuento de la agencia de la ONU no incluye este otro posible naufragio, todavía investigado por las autoridades italianas. El viernes se ahogaron unas 45 personas. La codicia de las mafias que se lucran con estos viajes de la muerte está detrás de este drama. El portavoz de ACNUR en Europa denuncia esta circunstancia: «Necesitamos hacer algo más para detener este tráfico. Es muy difícil prevenir esto, pero quizá se solucionara ofreciendo alguna alternativa legal a este viaje a los refugiados más vulnerables».
Tras el cierre de la ruta del Egeo por el acuerdo entre la UE y Turquía, la ruta de Libia es ahora una de las pocas opciones posibles para los refugiados que quieren llegar Europa. En lo que llevamos de año, han muerto 1.512 personas en aguas del Mediterráneo.