Todos conocemos el Monopoly, la Oca y el Parchís, el Pictionary, el Trivial Pursuit, el Party & Co, el Scrabble, el Scattergories, el Cluedo, el Risk o el Catán. Estos juegos han divertido a generaciones, y sus desarrolladores han tenido la oportunidad de ver cómo su trabajo se veía recompensado. No es el caso de la mayoría de juegos, y es que muchos pasan sin pena ni gloria. Si bien es una industria al alza, está menos expuesta al análisis que otras similares, como la del videojuego. La crisis de 2008, de la que todavía vivimos coletazos, propició un boom de esta industria. En el año 2012 el periódico inglés The Guardian llegó a denominar a esta “la época dorada de los juegos de mesa”, asegurando que habían experimentado un crecimiento de hasta un 40% en los últimos años. En este sentido se pronuncia también Jose Jariego, experto en la materia consultado por The Objective, quien afirma que “los juegos de mesa parecen estar viviendo en el momento actual su edad dorada”. “Es un sector que lleva creciendo algunos años a doble dígito”, apunta.