Esta decisión, que entrará en vigor el 10 de febrero, incluye la aplicación de medidas de protección a nivel nacional y la elaboración de un plan para hacer que crezca la población de estos insectos, a través de fondos federales para los estados que cuentan con colonias de estas abejas, cuyo nombre científico es Bombus affinis. La población de estas abejas -una de las cinco especies norteamericanas-, se ha reducido un 88% desde el año 2000, coincidiendo con una pérdida o degradación del 87% de su hábitat combinada con los efectos nocivos de los pesticidas y los patógenos.
En la actualidad, solo está presente en 13 estados y en la provincia canadiense de Ontario, mientras que a mediados y finales de la década de 1990 esta abeja se encontraba en 31 estados y varias provincias de Canadá. De hecho, Canadá ya incluyó la Bombus affinis en la lista de especies en peligro en 2012.