Ante todo, el organismo pide reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que surgen de la quema de combustibles fósiles que contribuye a calentar el planeta.»Pero no se equivoquen, sin una acción decisiva para abordar el calentamiento del Ártico, el destino a largo plazo de esta especie es incierto», se advierte. El plan también requiere una reducción de los conflictos entre humanos y osos, además de proteger su hábitat y minimizar el riesgo de contaminación en el mar por combustible derramado por los petroleros.
Además, se insta al Gobierno de Estados Unidos a controlar de forma estricta la caza de osos polares, o una práctica conocida como «cosecha de subsistencia», que es legal para los pueblos indígenas e implica matar menos del cuatro por ciento de la población total de osos por año. El plan se centra en las dos subpoblaciones estadounidenses de osos polares que viven en la costa de Alaska. Sin embargo, las medidas deberían ayudar también a conservar los osos polares en el resto del área septentrional, que incluye Rusia, Canadá, Noruega y Groenlandia. Los osos polares fueron catalogados como especie amenazada bajo la Ley de Especies en Peligro de 2008, debido a la pérdida de hábitat de hielo marino.