Platón

Cómo sobrevivir a los troles con ayuda de Buda y Platón

Cómo sobrevivir a los troles con ayuda de Buda y Platón

De entre los variopintos bichitos que pululan por internet, últimamente los troles concitan atención especial. Se trata de una especie que nos acompaña casi desde los orígenes de la Red: ya en el Usenet de los años 80 (la abuela de las redes sociales actuales) proliferaron, empeñados en soltar asertos ofensivos para desquiciar debates y enfurecer a debatientes. Hoy su genética ha evolucionado y son capaces de acosar, injuriar, amenazar, doxear y calumniar a todo el que se cruce con ellos en la selva internáutica.

Más Prozac y menos Platón

Más Prozac y menos Platón

Imagine que usted, amable lector, va leyendo absorto, por mitad de la calle, La República de Platón. Acompañado de Glaucón, el hijo de Aristón, bajé ayer al Pireo con propósito de orar a la diosa… Es un relato apasionante, repleto de claves que el paso del tiempo ha hecho que escapen a nuestra interpretación. Camina distraído, la cabeza gacha, los ojos fijos en el smartphone. Imagine también que, llevado por su obnubilación, no ha detectado el adoquín roto que se anuncia a solo tres, dos, un metro de distancia. Que da un tropiezo y, entonces, ¡ay! Todo pasa deprisa. Cae al suelo, fractura abierta de tibia y peroné, entre alaridos de dolor.

La lealtad de los cisnes

La lealtad de los cisnes

Por aquel entonces existían tres sexos: hombre, mujer y andrógino a los cuales Zeus partió en dos por razones que solo un dios entiende. Cada uno de ellos pasa la vida en busca de su otra mitad original. Y este es el auténtico sentido del amor.

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