ricardo dudda

Contra el periodismo cultural

Contra el periodismo cultural

Hay una actitud común en el periodismo cultural que me parece que no encaja con lo que se entiende que es el género. Consiste en extender la lógica del periodismo político, que busca la rendición de cuentas de los políticos y denuncia la corrupción, al periodismo que no tiene generalmente esa intención.

Fuerza de arrastre

Fuerza de arrastre

La masa como sujeto no es un fenómeno nuevo. En los últimos meses en toda España la idea de la masa como sujeto se ha combinado con una creciente percepción de la política como proyección de nuestras neurosis y obsesiones personales.

Rabia en Lavapiés

Rabia en Lavapiés

El aparente conflicto social en el que desembocó la muerte de un mantero en Lavapiés la semana pasada no fue más que una construcción artificial para amortizar una rabia acumulada. No es una rabia muy concretada sino difuminada en diversas causas sociales: una característica de muchos movimientos sociales y activistas es su necesidad de activarse de vez en cuando en la calle para legitimarse y autoafirmarse.

Cataluña para los catalanoparlantes

Cataluña para los catalanoparlantes

El debate lingüístico en Cataluña nunca ha tenido que ver con la lengua, sino con la cultura.
Un ejemplo es una frase como “Cataluña es el catalán”, que se ha usado en los debates
sobre la inmersión lingüística esta semana y que difícilmente puede defenderse como una
idea liberal (lo digo porque quien la ha usado es un liberal socialdemócrata, y porque un
partido progresista como el PSC es un gran defensor del monolingüismo en la escuela).

No nos metamos en eso

No nos metamos en eso

A menudo Rajoy resulta simpático. Sus deslices, sus momentos de sinceridad espontánea, sus frases míticas e ininteligibles, sus balbuceos, son graciosos, carne de meme. Rajoy, si no fuera tan vago, podría ser un buen líder populista, aunque le falta garra. Podría defender un lenguaje auténtico, llano, para el pueblo.

Una pelea navideña

Una pelea navideña

Hubo pelea familiar en Navidad. Un miembro de la familia, que ha vivido varios años en Barcelona, se quejó de la poca sensibilidad y empatía de los demás respecto al problema catalán. Su tesis era que nuestra actitud demostraba nuestra poca sensibilidad con las injusticias y las personas. Secuestró emocionalmente la discusión y la convirtió en una cuestión moral: si lo moral, lo bueno, era su postura, la discrepancia era inmoral. Nuestras respuestas solo eran válidas si eran para justificar su tesis, es decir, nuestra maldad. “Me entristece mucho que penséis así”. (Es alguien católico, que estuvo a punto de ser cura, y que siempre ha buscado evangelizar la familia en contra de nuestros deseos). Él se sentía obligado a hacernos despertar, a hacernos ver la verdad: cualquier oposición a esto era una prueba más de la necesidad de educarnos. Yo tenía argumentos en su contra, y he escrito y leído mucho sobre el independentismo catalán, pero era incapaz de contestarle. Buscaba un arrepentimiento.

La Navidad como guerra cultural

La Navidad como guerra cultural

Christopher Hitchens, gruñón-in chief del liberalismo, decía que la Navidad es lo más cercano a vivir en la “atmósfera de un Estado de partido único”. “Como en las repúblicas bananeras, lo terrible y siniestro es que la propaganda oficial es ineludible

La retirada melancólica

La retirada melancólica

Es difícil ser optimista con el problema del independentismo catalán. El procés puede durar eternamente porque es un fenómeno retórico, eufemístico, una sucesión de escenificaciones. Pero sus efectos en la sociedad catalana son reales y se perciben. Aunque las sociedades son muy volubles y nada es nunca irreversible, el esfuerzo de unir a las dos Cataluñas será enorme; el esfuerzo del independentismo para reconducir el entusiasmo hacia cauces menos rupturistas también.

Un pueblo solo

Un pueblo solo

Uno de los mantras de la crisis catalana es el diálogo, a pesar de que siempre son necesarias cesiones y una base de acuerdo para ello. El independentismo suele apelar al diálogo, pero es experto en vaciar conceptos: después de afirmar que acataría el resultado del referéndum, Puigdemont acusó al gobierno central de no querer dialogar.

El plasma pixelado

El plasma pixelado

Las imágenes del juicio de Gürtel en las que ha declarado como testigo el presidente Mariano Rajoy están pixeladas, como granuladas, son de mala calidad. Son fotografías de pantallas de televisión, de la señal de vídeo de la Audiencia Nacional, porque no se permiten cámaras de la prensa en la sala. El efecto es potente.

La libertad de ser uno mismo

La libertad de ser uno mismo

Enrique Krauze dice que la libertad es como el aire, solo la percibimos verdaderamente cuando falta. Se nos olvida que respiramos y se nos olvida que somos libres. Por eso, de vez en cuando, hay que realizar recordatorios. Uno de los más expresivos es el Orgullo Gay.

La izquierda de las naciones

La izquierda de las naciones

El PSOE de Pedro Sánchez compró el relato de Podemos e Izquierda Unida de que el partido no es suficientemente de izquierdas, en lugar de controlar el discurso y determinar qué es ser de izquierdas en el siglo XXI. Ser de izquierdas en el siglo XXI casa difícilmente con una declaración del país como plurinacional. España es multicultural y diversa. Tiene diferentes lenguas. Un Estado moderno debería respetar las diferencias y fomentar su reconocimiento sin mencionar naciones históricas ni atavismos.

Corporativistas y reaccionarios

Corporativistas y reaccionarios

La semana pasada estuve en una graduación universitaria. Mi hermana terminaba la carrera de Publicidad. Una de sus compañeras dio un discurso en el que hizo una broma sobre lo difícil que es explicar a sus padres qué es exactamente su carrera. “Mamá, te preguntarás para qué sirve esta carrera”. Risas de complicidad. Ocurre en muchas profesiones liberales. Muchos se quejan de que no saben explicar su trabajo, pero disfrutan de la incomprensión. Ni siquiera hace falta un trabajo muy sofisticado. Es común en periodismo, pero también en otras carreras, la broma del pianista en el burdel: “No le digas a mi madre que soy periodista, dile que soy pianista en un burdel”. Ese menosprecio autoparódico tiene algo de orgullo, porque se entiende que la elección es arriesgada, única, diferente.

Contra la derecha identitaria

Contra la derecha identitaria

Hay un tipo de crítico derechista de la izquierda identitaria que no parece darse cuenta de que utiliza los mismos argumentos que critica: el esencialismo, el desprecio al individuo, el iliberalismo. Cada vez que se produce un atentado islamista, se vuelve un identitario y pide a todo musulmán que condene el ataque, como si cada acción de un musulmán representara a todos los musulmanes del mundo. Son maestros de la sospecha como los relativistas que critican en la izquierda posmoderna: el musulmán es sospechoso por asociación, esto es, por compartir la religión con una minoría radical que se la ha apropiado y la ha pervertido para justificar sus crímenes. Esta derecha se proclama liberal pero es identitaria y nativista. En ocasiones, llega incluso a considerar que la Ilustración y el modelo de vida occidental están en peligro, y habla del declive de Occidente como un reaccionario obsesionado con el apocalipsis.

Ámame, soy liberal

Ámame, soy liberal

En “Ámame, soy liberal”, una versión españolizada de “Love me, I’m a liberal”, de Phil Ochs, Nacho Vegas canta “y yo que votaba a Felipe/creí en el milagro de Aznar […] yo adoro a rumanos y a negros/si están lejos de mi portal […] yo siempre me siento español/soy fan de Jiménez Losantos”

Contra los patriotas de la paella

Contra los patriotas de la paella

Cada vez que alguien hace mal una tortilla española o una paella, y lo enseña en internet, las redes se indignan. Se hacen bromas, hay ironía, pero también hay un orgullo herido. El cocinero Jamie Oliver hizo una paella con chorizo y recibió amenazas de muerte. La cuenta de comida de Buzzfeed sufrió el mes pasado algo parecido por hacer una tortilla española mal, también con chorizo. Un grupo de valencianos hizo una petición en Change.org para que le retiren el nombre de “paella valenciana” a un plato precocinado en los supermercados. El grupo que lo ideó dice que lleva años “denunciando los #PaellaFails más sonoros y colaborando para poner en valor las paellas de toda la vida”.

Escuchar a las mujeres

Escuchar a las mujeres

Soy un hombre de veinticuatro años soltero al que le han pedido que escriba sobre gestación subrogada. Mi horizonte para experimentar lo más cercano a un embarazo está lejos, o eso creo hoy. Y cuando tenga un hijo, no podré saber lo que es llevarlo en mi interior durante nueve meses. Creo que con honestidad, trabajo y rigor uno es capaz de formarse una opinión de muchas cosas. No me suele gustar limitar los debates solo a la experiencia o la identidad (muchas veces esas identidades son construcciones artificiales); hay gente que cree que hay determinados temas en los que solo es aceptable hablar desde la experiencia, y los demás han de callar. Creo en la capacidad de meterse en la piel del otro. Pero hay cosas que no solo no viviré nunca, sino que nunca podré acercarme a comprender realmente, y una de ellas es ser mujer y estar embarazada. No es lo mismo intentar comprender el sufrimiento de un negro víctima de racismo que comprender física y psicológicamente lo que supone un embarazo. Como escribe Beatriz Gimeno en El País, “las mujeres ponen su cuerpo, pero mucho más que el cuerpo. El esfuerzo, los riesgos, la salud, las sensaciones, el insomnio, la pesadez, los cambios hormonales, físicos y psicológicos”.

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