Netflix, el servicio de streaming por excelencia, es en sí una alternativa a la piratería. Su modelo de negocio se ha expandido por todo el mundo en los últimos años, y los competidores han ido aflorando. La influencia de su servicio ha servido para que los usuarios dejaran de lado las prácticas fraudulentas que supone la piratería. Esto solo ha ayudado a paliar el problema, ya que el uso de servicios como Netflix o HBO, por citar a uno de sus más inmediatos competidores, para muchos se ha convertido en su primera opción a la hora de ver contenido audiovisual online, pero usando la piratería como un complemento para poder visualizar otros contenidos más concretos que no puedan encontrar en el portal de pago. A pesar de que no se haya eliminado esta práctica tan extendida, sí se ha minimizado. De hecho, Reed Hastings, CEO de Netflix, defendió en la pasada edición del Mobile World Congress en Barcelona que “en los países donde hemos lanzado nuestro servicio, creemos que hay menos tentación de realizar acciones de piratería, menos deseo”.